Estados Unidos ha llevado a cabo una segunda serie de ataques aéreos contra los rebeldes hutíes en Yemen, en un acto conjunto con las fuerzas británicas. Estos ataques siguieron a bombardeos previos a posiciones de la milicia. La acción militar se produjo después de amenazas hutíes contra la navegación en el mar Rojo, respaldando a Hamas en el conflicto de Israel sobre Gaza.
En respuesta, el ejército estadounidense atacó una instalación de radar hutí. Los rebeldes hutíes, aliados de Irán, respondieron con un ataque de misiles contra un barco, considerando los intereses estadounidenses y británicos como «blancos legítimos». El Consejo Político Supremo Huti advirtió que tales agresiones no quedarán sin respuesta.
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Las fuerzas estadounidenses y británicas realizaron ataques aéreos, navales y submarinos contra 60 objetivos en 16 lugares, destruyendo centros de comando y sitios estratégicos. Los hutíes confirmaron al menos cinco muertes y seis heridos. En respuesta, lanzaron un misil balístico antibuque, el cual no alcanzó su objetivo.
El conflicto en la región ha generado manifestaciones en varias ciudades yemeníes, con miles de personas condenando los ataques y respaldando al movimiento hutí. Este último lleva semanas atacando barcos en el mar Rojo en solidaridad con los palestinos en Gaza, afectando el tránsito del 12% del comercio mundial.
Estados Unidos y Reino Unido, junto con otros países, alegaron que sus acciones buscan desescalar tensiones y restaurar la estabilidad en la zona marítima. Sin embargo, el aumento en los precios del petróleo refleja temores de una escalada. En paralelo, el Departamento del Tesoro estadounidense impuso sanciones a dos empresas navieras por transportar productos básicos iraníes destinados a la financiación de los rebeldes.
En medio de este conflicto, Irán llamó a detener el apoyo a Israel, mientras Estados Unidos afirmó no buscar un conflicto con Irán. En una reunión de urgencia en la ONU, Rusia calificó los ataques como «flagrante agresión armada», y el secretario general, Antonio Guterres, instó a evitar la escalada en la volátil situación regional.