Los partidos de ultraderecha irrumpen con fuerza desconocida en el Parlamento Europeo (PE). Con excepción de Finlandia y Portugal, en otros países como Francia, Italia, Austria, Hungría y Bélgica las opciones de ultraderecha han vencido de manera indiscutible en las elecciones europeas celebradas ayer domingo, exhibiendo una nueva orientación que subraya posiciones nacionalistas y euroescépticas.
En Francia, el partido de Marine Le Pen, Agrupación Nacional, se ha posicionado como primera fuerza política del país. Mediante una campaña enfocada en la seguridad y la identidad nacional ha desplazado a los partidos tradicionales. Estos resultados han obligado al presidente de Francia, Emmanuel Macron, a convocar elecciones a la Asamblea Nacional el próximo 30 de junio.
El partido Hermanos de Italia, encabezado por Giorgia Meloni, ha consolidado su posición como primera fuerza de Italia. Su campaña privilegió un discurso centrado en la soberanía nacional y la oposición a las políticas migratorias de la UE que ha recibido enorme respaldo de los ciudadanos italianos.
En Austria, el Partido de la Libertad, euroescéptico y contrario a la migración, se ha alzado con la victoria en las elecciones transformando el panorama político nacional. El partido Fidesz de Viktor Orbán ha vuelto a dominar las elecciones avalando sus políticas que exigen la no injerencia de la UE en asuntos internos de los países.
Bélgica no se ha quedado atrás, Vlaams Belang, formación que reivindica la independencia de Flandes y sobresale por su postura anti-migración ha ganado los comicios.
El triunfo de estos partidos ultraderechistas implica una reconfiguración del mapa político europeo y amenaza con políticas completamente distintas a las aplicadas hasta ahora, a riesgo de que sigan incrementando el número de votantes.