Crisis en Guayaquil por desbordamiento de cadáveres putrefactos

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En Guayaquil, la situación de los cadáveres putrefactos ha despertado alarmantes recuerdos de las primeras semanas de la pandemia, reflejando las deficiencias persistentes en el sistema de salud y las morgues. La crisis ha sido atribuida al «austericidio neoliberal» que se ha impuesto en Ecuador durante los últimos siete años, debilitando los servicios públicos.

Más de 200 cadáveres putrefactos, de personas asesinadas, quedaron expuestos y apilados tras una avería en los contenedores refrigerantes de la morgue principal de la ciudad. La policía respondió rápidamente, retirando los cuerpos en descomposición. Los cadáveres son, en su mayoría, de individuos involucrados en disputas de bandas y víctimas de la violencia criminal, la cual ha recrudecido recientemente. Testimonios indican que muchos familiares no se acercan a identificar los cuerpos por miedo a represalias de las bandas delincuenciales.

En 2024, Guayaquil ha registrado más de 1300 crímenes, y la morgue recibe cadáveres de áreas cercanas como Posorja, Playas, Tenguel, Samborondón, Daule y Durán. Esta última ha sido catalogada como la ciudad más violenta del mundo por el portal Inside Crime. Sin embargo, la ministra del Interior, Mónica Palencia, ha afirmado que las muertes violentas han disminuido en un 99% en lo que va del año.

El problema se evidenció cuando un fuerte olor a descomposición inundó los alrededores del Instituto de Medicina Legal de Guayaquil, ubicado en una zona populosa. En respuesta, el Servicio Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses explicó en un comunicado que dos contenedores refrigerados del Laboratorio de Criminalística sufrieron daños debido a variaciones eléctricas ocurridas semanas atrás en todo el país.

El comunicado también destacó que el aumento de la violencia criminal ha llevado a un incremento en el número de cadáveres no identificados y no reclamados por familiares, denominados como NN. Desde enero, uno de los contenedores dejó de funcionar, obligando a trasladar los cuerpos al único contenedor operativo, lo que ha empeorado la situación. Funcionarios describen la tarea de manejo de estos cuerpos como horrorosa, señalando que muchos están despedazados y guardados en bolsas plásticas, lo que acelera su descomposición.

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