A pocas semanas de concluir los Juegos Olímpicos, París inauguró el capítulo final de su verano deportivo con la ceremonia de apertura de los Juegos Paralímpicos.
Con el atardecer como telón de fondo, miles de atletas recorrieron la emblemática avenida de los Campos Elíseos hasta llegar a la Plaza de la Concordia, ubicada en el corazón de París.
Unos 50 mil espectadores asistieron a la ceremonia desde las gradas instaladas alrededor de la icónica plaza, la más extensa de la capital, fácilmente reconocible por su antiguo obelisco egipcio. Para facilitar el acceso de los deportistas en sillas de ruedas, se instalaron rampas de asfalto a lo largo de la avenida.
Más de 4 mil atletas con discapacidades físicas, visuales e intelectuales competirán en 22 disciplinas durante los próximos 11 días.
Los organizadores prometieron una inauguración deslumbrante. Al igual que en la ceremonia olímpica, se optó por realizarla fuera de un estadio, pero esta vez, a diferencia del desfile fluvial por el río Sena, se desarrolló en tierra firme.
Bajo la atenta mirada del presidente francés Emmanuel Macron y el presidente del Comité Paralímpico Internacional, Andrew Parsons, aviones caza surcaron el cielo parisino, dejando estelas en los colores rojo, azul y blanco de la bandera francesa. Posteriormente, las delegaciones hicieron su entrada en la plaza en orden alfabético. Algunas, como la de Brasil, con más de 250 miembros, eran imponentes, mientras que otras, como las de Barbados o Myanmar, eran mucho más pequeñas, con apenas un puñado de atletas.
Thomas Jolly, el director artístico responsable también de la ceremonia olímpica, comentó que el evento “resaltará a los atletas paralímpicos y los valores que representan”, y prometió “actuaciones inéditas”.
La ceremonia del 26 de julio enfatizó la inclusión y la diversión, mientras que la gala de hoy celebró la fortaleza del cuerpo humano. Los organizadores anunciaron que se han vendido más de dos millones de boletos para las competencias. Las primeras medallas se entregarán el jueves en taekwondo, tenis de mesa y ciclismo en pista. Los deportistas compiten en categorías que reflejan sus niveles de discapacidad, buscando la mayor equidad posible. Solo dos deportes del programa, el golbol y la boccia, no tienen equivalente en los Juegos Olímpicos.