Después de 11 meses sin subirse a un Fórmula 1, Sergio Pérez volvió a sentir la adrenalina ayer en el Autódromo Enzo y Dino Ferrari de Imola, Italia.
El mexicano completó un test privado a bordo de un Ferrari SF-23 pintado completamente de negro mate y sin patrocinadores, como preparación para su nueva aventura con Cadillac en 2026.
El equipo estadounidense, que ingresará como la undécima escudería de la parrilla con motores Ferrari y respaldo total de General Motors, aprovechó la jornada para que Checo y los ingenieros comenzaran a “hablar el mismo idioma”. Pérez compartió que el objetivo principal fue afinar procedimientos, validar el simulador y empezar a construir la química con el personal que lo acompañará la próxima temporada.
“Es la mejor forma de cerrar el 2025: volviendo a un auto de F1 y sintiendo esa velocidad otra vez”, comentó el tapatío entre risas. Y con su clásico humor agregó: “Vamos a ver cuántas vueltas aguanta mi cuello antes de rendirse”.
A sus 35 años, Pérez compartirá garaje con otro veterano de lujo, Valtteri Bottas. Entre ambos suman 527 grandes premios disputados y 16 victorias. Checo, además, llega con la motivación extra de creer que aún puede redondear los 40 podios en su carrera.
“Honestamente sí lo veo posible. He subido al podio con todos los equipos en los que he corrido… excepto McLaren”, dijo días antes desde la nueva fábrica de Cadillac en Silverstone.
Con casco y mono también negros, el Ferrari sin logos de Checo se convirtió en una de las imágenes más virales del día en redes. El mensaje es claro: el mexicano está de vuelta, hambriento y listo para escribir un nuevo capítulo en la máxima categoría.
2026 no puede llegar más rápido. ¡Vamos Checo! 🇲🇽
