Le dedico mi silencio, la nueva novela de Vargas Llosa

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El escritor publica una historia ambientada en su Perú natal, sobre la música y la identidad de un país

Es su novela número veinte, y con ella culmina una obra narrativa de sesenta años que inició con La ciudad y los perros (1963). Mario Vargas Llosa ha publicado Le dedico mi silencio, que bajo el sello Alfaguara comenzó a circular este jueves en todos los países de habla hispana

Cuatro años después de Tiempos recios, Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura 2010, regresa a la novela. La ficción y el ensayo se entremezclan en una obra en la que el autor peruano vuelve sobre un tema que le obsesiona desde hace años: el de la utopía, pero, en este caso, de una utopía cultural con la música peruana como núcleo y pretexto.

Le dedico mi silencio narra la historia de un hombre que soñó un país unido por la música, y enloqueció queriendo escribir un libro perfecto que lo contara. “En Le dedico mi silencio he puesto todo lo que significa para mí el Perú: su exaltación, su tristeza, esa música que tiene de alarido y de llanto, así concibo el vals peruano y mi cultura», ha expresado Vargas Llosa sobre este trabajo entrañable y en el que comparte con el lector su lado más sensible.

En Le dedico mi silencio, Toño Azpilcueta, experto en música criolla, descubre a un guitarrista virtuoso, Lalo Molfino, cuyo talento parece confirmar todas sus intuiciones: el amor profundo que siente por los valses, marineras, polkas y huainos peruanos tiene una justificación social. Tal vez lo que ocurra sea que la música criolla es, en realidad, no sólo una seña de identidad de todo un país y expresión de esa actitud tan peruana de la huachafería («la mayor contribución de Perú a la cultural universal», según Toño Azpilcueta), sino algo mucho más importante: un elemento capaz de provocar una revolución social, de derribar prejuicios y barreras raciales para unir al país entero en un abrazo fraterno y mestizo.

En un país fracturado y asolado por la violencia de Sendero Luminoso (la novela transcurre a principios de la década de los noventa, en plena ofensiva terrorista), la música podría ser aquello que recuerde a todos los que conforman la sociedad que, por encima de cualquier otra cosa, son hermanos y compatriotas. Y en esto es posible que el virtuosismo de Lalo Molfino tenga mucho que ver.

Toño Azpilcueta decide investigar más sobre este guitarrista, viajar a su lugar de origen, conocer a este personaje esquivo, saber de su historia, de su familia y amores, de cómo llegó a convertirse en un artista tan excelso. Y se propone también escribir un libro donde contar la historia de la música criolla y desarrollar esa idea que ha inoculado en su mente el descubrimiento de este músico extraordinario.

Le dedico mi silencio marca el cierre de una etapa del escritor, que es miembro de la Real Academia Española y de la Académie Française, pero también puede ser el punto de partida para los nuevos lectores y se acerquen a Vargas Llosa, tal vez hacia atrás y poco a poco en la lectura recorran una vasta obra que ha cautivado a millones en todo el mundo. Desde ya, el libro se encuentra en librerías y en tiendas en línea, bajo el sello Alfaguara.

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