A pesar de los incrementos en el salario mínimo que han beneficiado a las mujeres trabajadoras, especialmente a aquellas con ingresos más bajos, aún subsisten desafíos significativos en términos de igualdad de género en el ámbito laboral.
Factores sociodemográficos como el estado civil, la presencia de hijos, el nivel educativo y la flexibilidad de horarios continúan influyendo en la brecha salarial y la participación laboral de las mujeres.
Según el informe mensual presentado por la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami) sobre el comportamiento económico en marzo, se destaca que la brecha salarial entre hombres y mujeres se ve agravada por la forma en que ciertos sectores y ocupaciones incentivan las horas de trabajo adicionales, lo cual afecta principalmente a las mujeres que requieren flexibilidad en sus horarios debido a responsabilidades no remuneradas en el hogar.
Te puede interesar: América Latina atrapada entre la pobreza y desigualdad
Para abordar este problema, la Conasami llevó a cabo un análisis para estimar la brecha salarial según diferentes rangos de jornada laboral. Se encontró que, mientras que la brecha salarial es del 20.3% para quienes trabajan más de 48 horas semanales, disminuye al 18% para aquellos con una jornada de 40 a 48 horas. Sin embargo, para aquellos que trabajan de 35 a 40 horas, la brecha es insignificante, lo que sugiere una menor disparidad en este grupo.
Además, el estudio reveló que la probabilidad de participación laboral de las mujeres se ve afectada por diversos factores. Por ejemplo, las mujeres casadas tienen un 21.5% menos de probabilidad de participar en comparación con las no casadas, mientras que la presencia de hijos menores de 5 años o de 6 a 12 años reduce la participación en un 7.1% y un 2.8%, respectivamente.
Sin embargo, se observa que a mayor nivel educativo, aumenta la probabilidad de participación laboral, siendo un 31% superior para mujeres con estudios universitarios y de posgrado en comparación con aquellas sin educación básica completa.
Estos hallazgos subrayan la complejidad de la brecha salarial de género, que varía según la industria, la ocupación y la duración de la jornada laboral, evidenciando la necesidad de políticas y medidas que aborden estos desafíos de manera integral y promuevan la igualdad de oportunidades en el ámbito laboral.
