Investigaciones recientes llevadas a cabo por la Universidad de Colorado en Boulder han arrojado luz sobre los efectos adversos de una dieta alta en grasas saturadas, comúnmente conocida como dieta chatarra, en la salud mental. El estudio, liderado por el profesor Christopher Lowry y publicado en Biological Research, examinó cómo este tipo de alimentación no solo contribuye al aumento de peso, sino que también puede desencadenar trastornos emocionales, incluida la ansiedad.
Durante el estudio, se alimentó a ratas adolescentes con dos tipos de dietas: una estándar baja en grasas y otra alta en grasas saturadas. Después de nueve semanas, se observó que las ratas que consumieron la dieta alta en grasas mostraron un significativo aumento de peso y una reducción en la diversidad bacteriana intestinal. Este cambio se caracteriza por una mayor prevalencia de bacterias del tipo Firmicutes frente a Bacteroidetes, un desequilibrio asociado comúnmente con la obesidad y diversos trastornos metabólicos y emocionales.
Además del impacto en el microbioma intestinal, el equipo de investigación encontró una alteración en la expresión de genes relacionados con la producción y la señalización de serotonina en el cerebro de las ratas que consumieron la dieta chatarra. La serotonina, conocida como el neurotransmisor del bienestar, juega un papel crucial en la regulación del estado de ánimo. Sin embargo, cambios en genes como tph2, htr1a y slc6a4 en el núcleo dorsal del rafe del cerebro pueden predisponer a los individuos a estados de alta ansiedad.
Según Lowry, el microbioma intestinal perturbado por la dieta alta en grasas podría comprometer la mucosa intestinal, permitiendo que bacterias ingresen al torrente sanguíneo y activen el nervio vago, una vía de comunicación entre el intestino y el cerebro que influye en la regulación emocional y las respuestas al estrés.
Aunque la serotonina a menudo se conoce como el «químico cerebral de la felicidad», Lowry advierte que ciertos subconjuntos neuronales de serotonina pueden desencadenar respuestas de tipo ansioso en los animales. De hecho, la dieta alta en grasas creó una firma molecular en el cerebro de las ratas que se asocia con estados de alta ansiedad.
Ante estos descubrimientos, los expertos recomiendan adoptar una dieta equilibrada y variada que incluya grasas saludables, como las que se encuentran en el pescado, el aceite de oliva y las nueces, conocidas por sus efectos antiinflamatorios y beneficiosos para el cerebro. Además, enfatizan la importancia de consumir fibra y alimentos fermentados para mantener un microbioma intestinal saludable, fundamental para la salud física y mental.
Este estudio no solo amplía nuestro conocimiento sobre la relación entre la alimentación y la salud mental, sino que también subraya la necesidad urgente de adoptar hábitos alimenticios más saludables para prevenir el desarrollo de trastornos de ansiedad asociados con el consumo de dietas altas en grasas saturadas.
¿Conocías esta conexión entre la alimentación y el estado de ánimo?
Con información de University of Colorado Boulder