A lo largo de su carrera, conquistó cuatro Copas del Mundo: dos como jugador en los mundiales de Suecia 1958 y Chile 1962, y otras dos como seleccionador en México 1970 y asistente técnico en Estados Unidos 1994.
La subasta de La Casona de Vizcaya marca un momento significativo en la revalorización del legado artístico de Rivera, consolidándolo como una figura clave en el arte mexicano y mundial.