En mi opinión, fue un debate mediocre y gris en que nadie sobresalió. Quizás el cansancio de la campaña asomó en un momento inoportuno, quizás las encuestas afectaron el ánimo de los presidenciables.
Antes de buscar culpables y traidores, convendría reflexionar con frialdad sobre el alcance de la propuesta poniendo en primer lugar el bien de México.
Un encuentro destinado a confrontar personalidades y temperamentos. Cada quién sacó sus conclusiones. Ningún candidato desmereció la cita. Ningún candidato ganó. Ningún candidato perdió.
La vorágine electoral desde hace meses pasa por alto otras elecciones tan decisivas como las presidenciales o las dirigidas a elegir diputados y senadores....