El domingo 21 de abril se celebraron las elecciones autonómicas del País Vasco que convocaron a ejercer el derecho de voto a dos millones de electores. En esta ocasión, las encuestas no equivocaron los sondeos. Se esperaba un sufragio con un alto índice de adhesión al independentismo. Así sucedió. Los dos principales partidos políticos separatistas, Partido Nacionalista Vasco (PNV) y EH Bildu (derivación de Sortu, brazo político de la banda terrorista ETA) ganaron las elecciones sin discusión. Ambas formaciones alcanzaron el mismo número de escaños en el parlamento autonómico, 27. Sin embargo, el PNV recibió 344.081 votos frente a 317.914 de Bildu. El PNV que casi siempre ha conseguido la presidencia del gobierno regional, apenas ha ganado esta vez por unos miles de votos. El Partido Socialista de Euskadi ha logrado 12 escaños al recibir 140.014 papeletas. El Partido popular consigue 7 con 90.164 votos. Sumar se hace con 1 escaño y 32.620 papeletas. Vox logra también su permanencia en el congreso con 1 escaño al recibir 19.829 votos.
El dato más significativo de las elecciones es la mayoría incontrovertible del separatismo frente a los partidos nacionales. El crecimiento exponencial de Bildu en los últimos meses se debe a los pactos con Pedro Sánchez, presidente de España, para asegurar que pudiera formar gobierno tras las elecciones nacionales de julio de 2023 a cambio de una ley de amnistía que absuelve a unos terroristas encarcelados y a otros todavía con causas abiertas por la justicia, como el líder de la formación Arnaldo Otegi. En clave autonómica, el PNV, a pesar de haber ganado las elecciones al recibir mayor número de votos, ve amenazada su mayoría. Todo indica que el PNV se hizo con una porción del voto útil destinado a que EH Bildu no ganara la lehendakaritza.
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Los resultados suponen un respiro para Sánchez puesto que los escaños del PSE apoyarán a la formación más votada, el PNV, en lugar de hacerlo al partido heredero de ETA. Pero algo significativo se produjo durante la campaña electoral. Así como el gobierno de España ha impulsado una ley de amnistía que blanquea a los terroristas vascos, durante el periodo electoral denunció a Bildu como brazo político de ETA. La doble moral del Partidos Socialista Obrero Español (PSOE) quedó de manifiesto al denunciar en una campaña política lo mismo que pretende legalizar en lo nacional a cambio de sostener el gobierno de Pedro Sánchez.