Sonia Mendoza, una candidata con fuerza

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Hace apenas unos días arrancó la campaña por la alcaldía de San Luis Potosí. Los candidatos más competitivos, conocidos y reconocibles, Enrique Galindo y Sonia Mendoza iniciaron el proceso electoral.

En un plano irrelevante quedan otros cuatro de diferentes formaciones entre los que se incluye Sebastián Pérez, abanderado de Movimiento Ciudadano, desacreditado cuando integró el gabinete del exalcalde Xavier Nava, con casos de corrupción y todo tipo de abusos y excesos.

​Sonia Mendoza Díaz destaca entre todos los candidatos a la alcaldía potosina. Se trata de una mujer con propuestas y proyecto definidos, diferenciados de los de su oponente. Su programa sobresale por el realismo a la hora detectar y formular soluciones para solventar los verdaderos problemas de San Luis. No es un prospecto populista, sino serio y profesional, concentrado en las necesidades de la ciudad. Tiene ganas, fuerza y energía. Transmite emoción y pasión. Exhibe cercanía con el ciudadano y empatía con el potosino. Posee proyecto y discurso conveniente a San Luis. Se apoya en dos directrices que estructuran su programa: resolver el problema de la movilidad y atender con eficacia el acuciante problema del agua. Su habilidad y competencia política le ha permitido establecer relaciones de cooperación tanto en el ámbito del gobierno del estado como en el del gobierno federal que proporcionan viabilidad a sus iniciativas. Su propósito es transformar San Luis en modelo nacional de crecimiento y desarrollo industrial. En su discurso de apertura no se guardó nada para ilusionar al ciudadano con su proyecto. San Luis necesita con urgencia una nueva imagen que represente a la ciudad, que la ilusione de nuevo, que asegure el mejor entendimiento con el gobernador y el próximo presidente de la República. Sonia es potosina y se esforzó por abrirse camino como mujer en un ámbito tan difícil como la política. Por eso, una parte importante de sus iniciativas están dirigidas a la juventud potosina, para que aseguren su desarrollo personal y gocen de oportunidades profesionales.

Su principal adversario, Enrique Galindo Ceballos ha comenzado su campaña deslindándose de su responsabilidad ante los magros resultados de su gestión y acusando a otros de sus errores, carencias y fracasos. Su estrategia de inicio es denunciar “guerra sucia” en su contra, con objeto de resaltar los invisibles resultados de su gestión y a la vez victimizarse con objeto de atraer el interés del ciudadano hacia sus propuestas. Afirma sin vacilación que es puntero según indica la misma casa encuestadora que lo sostiene desde que ganó la primera elección al cargo. Su cercanía con los medios de comunicación locales le permite ofrecer una imagen pública que sus acciones niegan. Galindo maquilla su administración agotada y deficiente en los hechos. Apuesta por exhibir cercanía con el ciudadano subrayando su experiencia para buscar la reelección. Pero en su actitud se aprecia ausencia de proyecto político, de ideas e iniciativas. Enrique Galindo apareció como un candidato que busca la reelección sin fuerza, sin energía, sin corazón. Da la impresión de que estos tres años terminaron con sus iniciativas y proyectos, exhausto y desilusionado. Inició su campaña como inaugura cualquier monumento, obra pública, plaza o adoquinado.  

​Dos opciones distintas: la de Galindo, agotada y sin otro futuro que no sea más de lo mismo descuidando aspectos esenciales que no ha podido solucionar como el del agua; y la de Mendoza, ilusionante y renovadora para dotar a San Luis de lo que verdaderamente necesita. Sonia empieza su campaña con paso firme.

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