El expresidente estadounidense, Donald Trump, retoma la arena política con un enérgico mitin en Carolina del Norte, marcando su primer gran acto de campaña desde el comienzo de su juicio en Nueva York. Trump, visiblemente molesto por sus problemas judiciales, eligió Wilmington, una localidad crucial en este estado fuertemente disputado con su rival demócrata, Joe Biden, para las elecciones presidenciales.
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En medio de un escenario judicial que él mismo califica como una «cacería de brujas», Trump se enfrenta al juicio por los pagos disimulados a la actriz porno Stormy Daniels, días antes de las elecciones de 2016. Sin embargo, lejos de amilanarse, el magnate republicano continúa su cruzada política, denunciando una «injerencia electoral» sin precedentes en la historia de Estados Unidos.
Mientras sus seguidores se congregan en Wilmington, Trump no escatima críticas hacia el proceso en Nueva York, considerándolo como un intento de obstruir su posible regreso a la Casa Blanca. Para muchos de sus partidarios, como Stephen Prater y Grace Miller, este juicio es simplemente una artimaña de la izquierda para evitar que Trump vuelva a ocupar la presidencia.
Mientras tanto, Biden busca aprovechar la situación, trabajando arduamente en los estados disputados como Carolina del Norte y Pensilvania, donde recientemente realizó una visita. Aunque se mantiene al margen de los problemas legales de Trump, Biden no puede evitar lanzar una sutil crítica al afirmar que el ex presidente estaría «bien ocupado en este momento».
El juicio de Trump coincide con un avance de Biden en las encuestas desde su discurso del Estado de la Unión en marzo, pero el magnate republicano y sus seguidores esperan capitalizar la atención mediática alrededor del juicio para fortalecer su campaña.
