La luz del célebre actor y comediante Mario Fortino Alfonso Moreno Reyes, conocido como Cantinflas, se extinguió un día como hoy, 20 de abril de 1993, en Ciudad de México. A los 81 años, Cantinflas dejó un legado imborrable en la historia del entretenimiento mexicano y mundial.
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Su partida fue un momento de profunda tristeza para sus millones de seguidores. Cantinflas había sido el consentido del público, un cómico que entendió y representó a los pobres, a los humildes y a los más necesitados. Durante su carrera, nos hizo reír en las carpas, los circos, los teatros y en 49 películas. Sus frases icónicas, como «No hay derecho», «No que no, chato» y «Ahí está el detalle», se grabaron en la memoria colectiva.
El día de su fallecimiento, la gente se volcó a las calles de la capital mexicana para despedirlo como él lo merecía. Las pancartas de agradecimiento y las lágrimas de sus admiradores aparecieron por todas partes. En la funeraria Félix Cuevas, donde se velaron sus restos, la familia decidió que no se abriera la puertecilla del ataúd. Querían que lo recordaran como fue en vida, con su esencia intacta.
El presidente Carlos Salinas de Gortari expresó su pésame treinta minutos después de la muerte de Mario Moreno Reyes. Reconoció la grandeza del talento de Cantinflas, que había despertado la admiración de varias generaciones. El país se unió en luto nacional durante tres días para honrar al genio cómico que dejó una huella imborrable en la historia del cine y la comedia.