Es claro que la foto del día cambia en mucho el panorama para algunos actores políticos de Ciudad de México a quienes les gusta dar por descontadas algunas decisiones. La delantera que tiene en las encuestas Omar García Harfuch, a pesar de los esfuerzos de una buena parte de miembros “puritanos” de Morena, poco a poco los deja sin argumentos y, además, lo sitúa en un lugar todavía más visible. Las encuestas no sólo son una instantánea de quien encabeza las preferencias electorales, son también un recordatorio de quienes no las encabezan, impulsando al puntero en detrimento de sus competidores. Con García Harfuch delante de los sondeos, el grupo de intelectuales aguerridos que firmaron la carta oponiéndose a su candidatura deberá aceptar la voluntad del pueblo bueno y sabio, de otro modo exhibirían un autoritarismo contrario al espíritu democrático de Morena y sobre todo al del gran demócrata López Obrador. El intelectual se debe al pueblo y no el pueblo al intelectual. ¿Será que Morena se va a atrever a desobedecer el mandato de la mayoría de los ciudadanos y atenderá únicamente los caprichos de quienes se sienten dueños del Movimiento que iniciará Andrés Manuel López Obrador? Morena enfrenta una compleja tesitura: optar por la democracia de verdad u optar por seguir diciendo que respetan la democracia para hacer lo que quieren.
La irrupción de Margarita Zavala al frente de las encuestas de candidatos del Frente Amplio, sin duda no le va a gustar a los panistas que hace algunos años la obligaron a renunciar a su militancia y buscar la vía independiente. ¿Será que el Partido Acción Nacional, con su clásica “designación” de candidatos, dará nuevamente al traste con las preferencias de la ciudadanía? Sería la segunda consecutiva y contra el mismo personaje. El PAN no se caracteriza por considerar la opinión de los ciudadanos. Prefiere privilegiar los intereses de su dirigencia acostumbrada a manipular las preferencias ciudadanas. El dato es significativo porque revela que, a pesar de la brutal campaña en contra de Zavala, sigue siendo una política muy estimada por los ciudadanos, lo que la vuelve excepcionalmente competitiva. Otra cosa es lo que definan PRI y PRD a la hora de elegir candidato o candidata del Frente Amplio. Sin embargo, si quieren ganar la capital de la República, deberán optar por el candidato mejor situado y no por otras circunstancias. Y quienes designan las preferencias son los ciudadanos y no los partidos.
La verdad es que, en esta contienda, donde Morena y sus aliados tienen clara ventaja, lo que pueda hacer el Frente (PAN, PRI y PRD), con una buena o un buen candidato es tratar de mantener un equilibrio en alcaldías y congreso. Hoy no se ve que pueda suceder algo diferente. Pero los procesos expondrán qué entienden los partidos políticos por democracia y qué importancia real tiene la voluntad de los ciudadanos en sus decisiones.