Activistas y representantes de la iglesia católica en Tapachula, Chiapas, han denunciado recientemente amenazas por parte del crimen organizado dirigidas hacia el «Viacrucis del Migrante», un grupo de personas en movilidad que busca llegar a Estados Unidos. Luis Rey García Villagrán, director del Centro de Dignificación Humana (CDH), ha informado que aproximadamente 3 mil migrantes que partieron desde la frontera mexicana con Guatemala el pasado 25 de marzo se encuentran en riesgo debido a la presencia y amenazas del crimen organizado, con poco involucramiento por parte de las autoridades.
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Según García Villagrán, la frontera sur de México se ha convertido en un «laboratorio social» donde los migrantes son dejados a su suerte y expuestos a la violencia, sin la protección adecuada por parte del Estado mexicano. Este año, el flujo migratorio irregular hacia Estados Unidos ha aumentado significativamente, con más de 782 mil personas, según datos de la Unidad de Política Migratoria de la Secretaría de Gobernación.
El sacerdote Heyman Medina, quien acompaña al «Viacrucis Migrante», ha denunciado la falta de presencia de las autoridades migratorias en la ruta, exponiendo a los migrantes a peligros adicionales. Medina ha relatado que el colectivo migrante ha recibido amenazas directas de grupos armados, lo que aumenta la preocupación por la seguridad de quienes participan en esta travesía.
Víctor Manuel Medina, un migrante hondureño, ha compartido su experiencia sobre los riesgos que enfrentan los migrantes en su tránsito por México, incluyendo secuestros y violencia extrema. La falta de ayuda y guía por parte de las autoridades ha dejado a muchos migrantes en una situación vulnerable, enfrentándose a la dura realidad del camino hacia el norte.
Ante esta situación, tanto activistas como migrantes varados en Tapachula han pedido al Gobierno mexicano una respuesta urgente, incluyendo la agilización en la entrega de Formas Migratorias Múltiples para brindar mayor protección a quienes lo soliciten. Asimismo, han solicitado acompañamiento y ayuda humanitaria durante su travesía.
La violencia en las carreteras mexicanas representa un peligro constante para los migrantes en tránsito, quienes se ven obligados a enfrentar condiciones extremas en busca de una vida mejor. La falta de recursos básicos como agua y comida agrava aún más su situación, llevando a algunos a decidir quedarse en Tapachula en espera de soluciones más seguras.
En medio de estas dificultades, el llamado de los migrantes y aquellos que los apoyan es claro: es necesario tomar medidas urgentes para garantizar su seguridad y protección en su camino hacia un futuro más prometedor.
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