Un manto de contaminación y cenizas producto de los incendios forestales ha opacado el horizonte de la Ciudad de México.
La imagen nítida del Popocatépetl y el Iztaccíhuatl, que enamoraba a los capitalinos hace apenas cuatro meses, ahora parece una utopía. La mala calidad del aire afecta a todos, incluso a los atletas de alto rendimiento que se preparan para los Juegos Olímpicos de París 2024.
Los habitantes de la zona metropolitana se han acostumbrado a vivir en una constante bruma gris. Ojos irritados, garganta rasposa y un persistente olor a quemado forman parte de la vida diaria, a pesar de las recomendaciones de las autoridades de evitar actividades al aire libre.
En este ambiente hostil, los deportistas de alto rendimiento entrenan sin descanso en el Centro Nacional de Alto Rendimiento (CNAR) y el Comité Olímpico Mexicano (COM). Las pistas de tartán se llenan de pisadas y jadeos, mientras el aire se vuelve irrespirable por momentos.
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La «Temporada de ozono», que se presenta de febrero a junio en la Ciudad de México, crea un clima seco con poca humedad y radiación solar intensa, lo que provoca una mayor concentración de ozono en la atmósfera. Según IQAir, empresa especializada en la calidad del aire, la CDMX ocupa el lugar 30 entre las ciudades más contaminadas del mundo.
El CNAR y el COM son el corazón del alto rendimiento mexicano. A pesar de las ventajas que ofrecen, su ubicación en el corazón del área metropolitana los expone a la contaminación del aire. La pentatleta Mariana Arceo sueña con un futuro donde exista un centro deportivo similar, pero con un aire más puro.
“Estaría padrísimo que en un futuro se pudiera construir otro Centro de Alto Rendimiento que tuviera altura y que no tuviera la contaminación de la ciudad”, afirma Arceo. “Es una situación que no es culpa ni de los atletas ni de los dirigentes. Es una situación que se ha generado y tenemos que encontrar la forma de unirnos”.
A cuatro meses de los Juegos Olímpicos, el tiempo es oro. Los atletas de alto rendimiento de la Ciudad de México se enfrentan a un doble desafío: superar la marca de sus rivales y la barrera invisible de la contaminación. Su esfuerzo y determinación son un ejemplo de la lucha por alcanzar los sueños, incluso en las condiciones más adversas.