El inicio de la Semana Santa en México ha estado marcado por un preocupante incremento en los incendios forestales, que se duplicaron en apenas 72 horas, pasando de 26 a 52.
El jueves pasado, la Comisión Nacional Forestal (Conafor) reportó que 716 combatientes, procedentes de brigadas federales, estatales y municipales, estaban activos en la extinción de los incendios en nueve estados.
Para el viernes, la cifra ascendió a 44 incendios en 12 estados, incluyendo cuatro áreas naturales protegidas.
El sábado, en pleno inicio de la temporada vacacional, la cantidad de incendios activos llegó a 52 en 14 entidades del país, afectando aproximadamente mil 250 hectáreas, según datos preliminares. En Veracruz, al menos 100 familias tuvieron que ser evacuadas debido a cinco incendios en la zona de Palo Verde, El Nicho y Chicahuaxtla.
La situación ha generado alarma en diversas regiones. En Jilotzingo, Estado de México, la comunidad teme que las llamas alcancen la cabecera municipal. Por otro lado, en la Laguna de Yuriria, en Guanajuato, cerca de 100 hectáreas de lirio seco han sido consumidas por el fuego, exacerbando la sequía en la zona.
En Atizapán de Zaragoza, Estado de México, tras más de tres días de arduo trabajo, se logró controlar el incendio en el cerro de la Biznaga, así como otros siniestros en la región.
La Comisión Estatal Forestal (Coesfo) en Oaxaca ha instado a las autoridades comunales y municipales a vigilar el uso del fuego, especialmente en la preparación de terrenos para la siembra, para evitar más incidentes. Oaxaca ha registrado el segundo mayor número de hectáreas quemadas a nivel nacional, después de Chiapas.
A pesar de los esfuerzos, los incendios continúan propagándose. En Tlayacapan, Morelos, un fuerte incendio forestal ha puesto en alerta a la comunidad, sin recursos suficientes para combatir las llamas.
La temporada de incendios forestales en el país ha sido preocupante, con 667 incendios registrados en 23 estados hasta el 21 de marzo de 2024, afectando más de 22 mil hectáreas. Chiapas, Oaxaca, Chihuahua y Durango son algunas de las entidades más afectadas, representando el 97% del total nacional de hectáreas dañadas.
La situación amerita una respuesta urgente y coordinada para proteger las vidas y los recursos naturales del país ante esta grave amenaza.