¿Por qué los pueblos originarios en México dicen “concejo” y no “consejo”?

Fecha:

Si lo buscas en la RAE, te darás cuenta que ambas palabras existen y significan cosas distintas. No se trata de un error gramatical, ni de un capricho: tiene un trasfondo ideológico, como lo tiene en general el uso de la lengua, elegir una palabra, y no la otra, en la forma que los pueblos originarios tienen para referirse a su forma de organización.

La palabra “consejo” viene del latín consilium (‘órgano consultivo y deliberativo’); mientras que “concejo” hace referencia a una forma de organización (que puede, o no, ser un ayuntamiento) y a las sesiones convocadas por esa forma de organización. Los miembros de un “consejo” son consejeros; los de un “concejo”, concejales.

A la palabra “consejo” también atribuimos un sentido de recomendación u opinión que alguien, idealmente “más conocedor” de la materia, expresa. Tiene un sentido de jerarquía y es utilizado, sobre todo, en contextos institucionales o de carácter gubernamental. Dos formas de hacer política, que son distintas.

Por otro lado, “concejo” tiene un sentido más bien descriptivo; habla de la forma de un conjunto de personas para asistir, hablar y organizarse, con un componente importante: lo hacen a la luz de una idea de horizontalidad (porque se discuten las ideas entre las personas asistentes), y no de jerarquía (prescribiendo lo que debe hacerse).

Partiendo de este sentido lingüístico y filosófico de las palabras, podemos hablar de que, el pasado 1 de febrero, en la CDMX, te compartimos que el Concejo de Representantes de Comunidades Indígenas Residentes de la CDMX y Zona Metropolitana, pidió reunirse con Claudia Sheinbaum y Clara Brugada. Y que no había un error en lo que te describimos entonces.

Te puede interesar: Concejo Indígena pide a Brugada y Sheinbaum escuchar demandas; dejan fuera a Taboada y Gálvez

La figura del “Concejo”, para los pueblos originarios, tiene componentes cosmogónicos que tendrían que ser rastreados desde cada cultura. Cada pueblo podría llamarlo distinto, pero la conceptualización justamente se refiere a lo que actualmente describe la palabra. 

Pero para este texto basta decir que, hace no mucho, en 2018, un “Concejo Indígena de Gobierno” (CIG) nombró a su primera candidata, misma que buscó ser contrincante de Andrés Manuel López Obrador y el resto de la planilla de candidatos propuestos entonces. Su nombre: María de Jesús Patricio.

El CIG deriva de una figura más grande: el Congreso Nacional Indígena (CNI), que aglutina a pueblos, comunidades y barrios originarios de todo lo que hoy es México. Fue convocado por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional en 1996 y ha evolucionado, a lo largo del tiempo, con base en los acuerdos, y desacuerdos, de todas las organizaciones que lo constituyen. 

En su propio portal de internet puede encontrar que el CIG “es la forma en que nos organizaremos nacionalmente desde abajo y a la izquierda para gobernar este país, desde la otra política, la de los pueblos, la de la asamblea, la de la participación de todas y todos”.

En sus letras, el CIG también habla de que los pueblos se organizan para tomar decisiones sobre asuntos y problemas que les competen, y también, que el Concejo es una forma de hacer política “desde la horizontalidad, el análisis y la toma de decisiones colectiva”.

La nota del 1 de febrero habla de una forma de organización que, desde lo más amplio, busca encontrar en su forma de organización local la dinámica propicia para tomar decisiones colegiadas y, partir de ello para, entonces, caminar hacia la “consejería” que otras formas de organización sí establecen. 

Tal vez, a nuestros tiempos, con tanta guerra y sinsentidos, hagan falta más “concejos”, y menos “consejos”. Tal vez, regresar al sentido mismo de lo que la política tendría que ser, nos ayudaría a ejecutarla mejor. 

spot_img

Compartir noticia:

spot_img

Lo más visto