El axolote mexicano o ajolote, científicamente conocido como Ambystoma mexicanum, es una singular salamandra que destaca por conservar sus rasgos larvales en la edad adulta, fenómeno denominado neotenia. Este anfibio, endémico del complejo lacustre de Xochimilco cercano a la Ciudad de México, enfrenta una grave amenaza de extinción, catalogado en peligro crítico según la Lista Roja de la Unión Internacional por la Conservación de la Naturaleza.
La disminución alarmante de su población se evidencia en censos realizados, donde se reportó que en 1998 había 6000 individuos por kilómetro cuadrado, descendiendo a tan solo 36 en el censo de 2014. Factores como pérdida de hábitat, introducción de especies invasoras, sobreexplotación, contaminación y consumo humano han contribuido a este declive.
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El ajolote, de hasta 30 centímetros de longitud, presenta variedades en su coloración, siendo comunes las variedades negras, marrones moteadas y albinas. Su longevidad alcanza hasta 15 años, alimentándose de moluscos, gusanos, larvas de insectos, crustáceos y ocasionalmente peces.
La principal amenaza proviene de la alteración de su hábitat en Xochimilco, donde la demanda de la Ciudad de México ha llevado a la contaminación y drenaje de las aguas. Además, la comercialización como mascotas y su consumo gastronómico han contribuido a la disminución de su número.
Los esfuerzos de conservación se centran en la recuperación del equilibrio en el lago de Xochimilco a través de la educación, turismo ecológico y restauración del hábitat. La reproducción en cautiverio se lleva a cabo tanto para la recuperación de poblaciones como para la investigación biomédica. Sin embargo, la reintroducción en su hábitat natural aún no se realiza debido a las persistentes amenazas.
La población
Parte de la población del ajolote se encuentra protegida en el Parque Ecológico de Xochimilco, con iniciativas como el Plan de Acción Nacional para el Manejo y Conservación del Ajolote respaldado por el Darwin Initiative Project del Reino Unido.
Aunque el ajolote ha sido parte de la cultura mexicana desde la época de los aztecas, su reciente popularidad en redes sociales y videojuegos plantea riesgos adicionales. La demanda como mascota aumenta, lo que podría resultar en problemas si los cuidadores no están informados sobre sus necesidades específicas.
La conservación del ajolote no solo implica medidas inmediatas, sino también un esfuerzo continuo para abordar las causas fundamentales de su declive y fomentar la coexistencia armoniosa entre esta especie única y la comunidad humana.