En estos días se dieron a conocer las listas de candidatos al Congreso y al Senado de la República de PAN y PRI. La selección invita a diferentes reflexiones sobre el estado de los integrantes de Fuerza y Corazón por México. Salta a la vista unas nóminas en que predomina la experiencia política y el conocimiento del medio. Entre los candidatos del PAN al senado cabe destacar a Marko Cortés, Ricardo Anaya, Enrique Vargas, Miguel Márquez, Francisco Ramírez y Lilly Téllez. También irán al Congreso Francisco García Cabeza de Vaca, Jorge Romero y Julen Rementería. Hay movimientos del Senado a la cámara de Diputados: Kenia López Rabadán, Josefina Vázquez Mota y Germán Martínez, que regresa al PAN, buscarán una diputación en las urnas.
Entre los priistas destacan como candidatos al Senado, Alejandro Moreno, Manlio Fabio Beltrones, Carolina Viggiano, Ana Lilia Herrera. Se registran al Congreso, entre otros, Aurelio Nuño, Sylvana Beltrones, Rubén Moreira.
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Me llama la atención que Alejandra del Moral, excandidata a la gubernatura del Estado de México en las pasadas elecciones, ocupe el sexto lugar por la quinta circunscripción, muy lejos de lo que ella verdaderamente representa en votos, me atrevo a pensar que en la valoración de Del Moral está no aceptar lo que a todas luces es una afrenta.
Lo que tienen estas listas son nombres conocidos, con luces y sombras, quizás no particularmente apreciados por los ciudadanos pero importantes en las estructuras internas de los respectivos partidos. La relevancia de los candidatos permite pensar que el Frente Amplio, apuesta por la habilidad y competencia política. Todo indica que estos partidos competirán al límite para que Morena no alcance la mayoría en ninguna de las dos cámaras. La consigna parece clara: no entregar la mayoría del Congreso ni del Senado.
En las as listas se aprecia una falta que no es menor y cuestiona la conformación de PAN y PRI en la alianza: la ausencia de ciudadanos en las listas, esos ciudadanos que se supone siempre están presentes, pero ahora entendemos que solo lo están el discurso. Los ciudadanos son importantes de adentro para afuera. El Frente Amplio nace como una alianza al servicio de los ciudadanos, con el compromiso de los partidos de hacer a un lado sus intereses para favorecer el interés general. Xóchitl Gálvez, desde que fue nombrada precandidata y luego candidata, muestra incomodidad ante los partidos. Su tesitura es complicada: intenta distanciarse de PAN y PRI apelando a que ella fue elegida por los ciudadanos, los partidos no le dejan separarse de ellos. La integración de las listas de diputados y senadoras refuerza al PRI y PAN como promotores de su candidatura, haciendo a un lado a los ciudadanos, y menoscaba la influencia de Gálvez en el Frente Amplio. Era previsible: los partidos de oposición utilizaron a la sociedad civil para presentarse en sociedad, alegando que se debían a la ciudadanía, pero a la menor ocasión descartan a ciudadanos como candidatos de elección popular en sus respectivas listas. Con esta decisión, la insistencia de Xóchitl en que es candidata de los ciudadanos pierde fuerza y hasta cierta legitimidad.
Con todo, el contexto no parece estar para aventuras. La tercera vía que enfatiza a diario Morena, obtener mayoría calificada en las cámaras, es una expectativa que cobra opciones. De momento, PAN y PRI apuestan por la experiencia y la competitividad de sus candidatos. En junio se sabrá si la apuesta ha sido ganadora.
