Tras cincuenta años colaborando con el periódico español El País, Fernando Sabater ha sido cancelado. Todo indica que la decisión del rotativo se debe a unas páginas demoledoras sobre el diario incluidas en su último libro, Carne gobernada. De política, amor y deseo (2024). El aviso no le sorprendió: “Sé que había razones para que me despidieran, lo sé. Pero no creí que ocurriera. siempre esperaba que hubiera un giro”.
La tímida esperanza residía en que El País dejara de ser lo que es para regresar a lo que una vez fue, un medio de información. La decadencia del periódico de PRISA comenzó muchos años atrás, a finales de los años ochenta, renunciando a su centrismo originario no sin coqueteos con la izquierda para convertirse en instrumento al servicio del Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Recientemente El País vuelve a traicionar a los lectores para justificar y publicitar políticas de un partido que renunció a ser socialista, obrero y español. Es evidente la complicidad entre el periódico y los intereses del inquilino de turno de la Moncloa. Los últimos meses ilustran el baldón informativo desde el que opera.
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Las medidas anticonstitucionales de Pedro Sánchez para cumplir con los compromisos con terroristas e independentistas que aseguran su permanencia en la presidencia del gobierno de España son defendidas torticeramente desde el diario. El posicionamiento ha generado la desafección de colaboradores disidentes. De la misma manera que el PSOE dejó de ser un partido democrático para constituirse en aparato autoritario, El País renunció a su deber de informar para revestirse de comisario político. Detrás, la acuciante crisis económica de El País y del grupo PRISA siempre rescatados por sucesivos gobiernos a costa del erario.
En el volumen citado, Savater califica al Ejecutivo de Sánchez del “peor de la historia de la democracia española”. El filósofo exhibe valor cívico y honestidad intelectual: “Lo que he escrito está hecho desde la sinceridad y con mi mejor intención. Nunca he ido por detrás, no soy de los que se arrodillan ante un jefe y luego van por la espalda criticándole”. Para quien en los años de pana y plomo de ETA no calló sino que se rebeló contra el terrorismo, parecía difícil doblarse ante un oportunista que pretende pervertir la constitución para colmar su ambición personal. Esta operación avalada desde las páginas de El País exigía la expulsión de Fernando Sabater. Quizás con decepción, el filósofo la aceptó sin sobresaltos. Pero sus invectivas no se dirigen sólo al PSOE o al gobierno de Pedro Sánchez, sino a la izquierda cuyo prestigio reside en “una mirada sesgada que ha establecido la norma de juzgar a la izquierda por sus intenciones y a la derecha por sus resultados”.
El País, órgano oficial de Pedro Sánchez, cómplice de sus desmanes, conspirador contra la democracia española, enemigo de la constitución, censura a sus colaboradores. El diario, que alguna vez representó la libertad de opinión, es hoy un medio cooptado por el poder y la ideología a conveniencia, enemigo de la pluralidad. El intelectual resume en Carne gobernada su opinión sobre el medio: “Pasó a convertirse en un portavoz gubernamental y del peor Gobierno que ha tenido la democracia española llegando a ser El País un chiste”. Fernando Sabater ha sido víctima de implacable censura, pero esa pérdida, que expone el servilismo del periódico, le sitúa una vez más entre los ciudadanos que defienden la libertad amenazada. Sabater no se va de El País es El País el que ha cancelado el último vestigio de sí mismo.