En un llamado a la acción frente a las crecientes tensiones internacionales, el Papa Francisco ha urgido a los líderes políticos y económicos reunidos en el Foro Económico Mundial de Davos a priorizar la fraternidad y abordar las causas fundamentales de la injusticia en el mundo contemporáneo.
En una carta dirigida al presidente del Foro, Klaus Schwab, el Pontífice expresó su preocupación por el actual clima de inestabilidad que rodea al evento anual. Francisco destacó la necesidad urgente de avanzar hacia la cohesión social, la fraternidad y la reconciliación entre grupos, comunidades y estados.
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El líder religioso describió un mundo «cada vez más lacerado» en el que millones de personas sufren las consecuencias de los conflictos, subrayando que «la paz que anhelan los pueblos debe ser fruto de la justicia». Instó a los participantes de Davos a abordar las injusticias en la raíz de los conflictos, señalando específicamente el hambre que persiste en diversas regiones del planeta y el derroche excesivo de alimentos.
El Papa lamentó la explotación de los recursos naturales que enriquece a unos pocos, mientras sume a poblaciones enteras, los beneficiarios naturales de estos recursos, en un estado de indigencia y pobreza. También llamó la atención sobre la explotación generalizada de hombres, mujeres y niños obligados a trabajar por salarios bajos, privados de perspectivas reales de crecimiento personal y profesional.
El planteamiento
Francisco planteó preguntas incisivas, cuestionando cómo es posible que en la actualidad la gente siga muriendo de hambre, siendo explotada, condenada al analfabetismo, sin atención médica básica o sin techo. Además, destacó la interdependencia de los países en un mundo globalizado y llamó a defender una «dimensión moral» en los debates económicos, culturales, políticos y religiosos.
El Papa instó a los Estados y las empresas a unirse para impulsar soluciones éticas en la globalización, con especial énfasis en priorizar a los pobres y personas vulnerables. Asimismo, consideró «evidente» la necesidad de una acción internacional coordinada para abordar las guerras y perseguir eficazmente los objetivos de una paz global y un verdadero desarrollo, apostando por la igualdad.
En conclusión, el Papa Francisco espera que los participantes del Foro de Davos sean conscientes de su responsabilidad moral en la lucha contra la pobreza y abogó por la búsqueda de una convivencia pacífica entre los pueblos.