Dau al set (1948-1956), al margen de la historia oficial

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La posguerra franquista suele considerarse época oscurantista sin distingos omitiendo que hubo iniciativas muy modernas que contribuyeron a levantar una atmósfera de libertad. Muchas tuvieron lugar en Barcelona impulsadas por un incipiente cosmopolitismo.

La revista Dau al set, casi coetánea de Laye, congregó una nómina importante de artistas catalanes, aparecida entre septiembre de 1948 y diciembre de 1956. Publicación vanguardista, reúne entre sus colaboradores a Joan Brossa, Juan Eduardo Cirlot, Àngel Ferrant, J. V. Foix, Enrique Sordo, Modesto Cuixart, Joan Ponç y Antonio Tàpies. También participaron surrealistas de primera hora como Francis Picabia y Jean Cocteau.

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Fundada por Joan-Josep Tharrats y dirigida por Joan Ponç, el ideario de Dau al set no renuncia a la influencia de Ortega y Gasset, como declara el manifiesto “Hombre e historia” que inaugura la publicación: “Porque cultura es interpretación del mundo y la única manera de interpretar las cosas es vivirlas, pero vivir es cargar con un peso que a cada instante pesa más, hasta llegar el momento en que es preciso optar a que unos no vivan tanto y así aligerar nuestra carga, dando parte de ella a los demás. […] O sea que el hombre actual necesita que los demás le lleven parte de su carga”; ni tampoco a la de Sartre como demuestra “Jean-Paul Sartre”, firmado por Arnald Puig, en el número tres: “Sartre ha escogido como tema principal de su investigación, los actos más simples y vulgares del vivir cotidiano y encarándose con ellos está procurando sacarles todas las trascendencias posibles que les asisten”.

A diferencia de la mayoría de las publicaciones de entonces, utiliza el catalán, el francés y el castellano indistintamente. Según Fanny Rubio, “las vinculaciones del grupo con las vanguardias europeas, a través del recuerdo de hombres tan ligados por unos u otros motivos a Cataluña como Gaudí, Picasso, Miró o Dalí, los llevó a replantearse los puntos de partida del surrealismo, relacionarse con el existencialismo pujante y los avances técnicos y cósmicos del desarrollo mundial”. La poesía ocupó un lugar relevante en las páginas de Dau al set, aunque no se compara con el que gozó la pintura. Joan Brossa, en la primera entrega, aporta dos sonetos, uno de los cuales exhibe cierta preocupación social revestida de imaginería surrealista:

Qui encisa agulla i fil per a aquest plec

nocturn? El peix naval de quina gerra

aplaca els meus desigs de nit quan gec?

Hi ha metalls a l’entranya de la terra

formant-se com planetes. Hi ha un aplec

d’arenes y de cendres a l’esquerra

dels ocells. Homes marxen a peu sec

sobre el mar, la mirada envers la serra.

El número 2 publica el poema de Elías Nandino, “Poema a los hombres del campo”, asociado con el realismo social. Los poetas de la Escuela de Barcelona no colaboraron con Dau al set. Sin embargo, no fueron ajenos a la renovación formal que impulsaba, además de compartir con los artistas de la revista no sólo tertulias y reuniones, sino también viajes y exposiciones nacionales y extranjeras. Tempranamente la cultura comenzaba a socavar la autarquía apostando por la libertad de creación previa a la libertad de expresión. Al margen de la historia oficial, la libertad incontenible se desbordaba sobre la censura y la prohibición.

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