Con la aproximación del año nuevo, numerosas personas se embarcan en la tradición de realizar las ‘cabañuelas de enero’ con el fin de anticipar las condiciones climáticas que marcarán todo el año.
La práctica de las cabañuelas, arraigada en diversas regiones de España y América Latina, se fundamenta en la observación de las condiciones climáticas durante los primeros 12 días de enero.
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Cada día reflejará, según la tradición, el clima de los meses subsiguientes, otorgando indicios como si el 1 de enero llueve, se prevén meses lluviosos, o si el 5 de enero es soleado, se auguran días veraniegos en mayo.
A pesar de carecer de base científica, las cabañuelas son una arraigada creencia popular transmitida de generación en generación.
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Aunque no garantiza una precisión del 100%, algunos agricultores la utilizan como guía para planificar sus labores anuales. Otros la asocian con la suerte, adoptando prácticas como vestir ropa interior de colores específicos y seguir ciertos rituales durante los primeros 12 días de enero para asegurar el éxito en los meses venideros.
¿Cuál es el origen de las cabañuelas?
Se cree que el origen de esta práctica se remonta a una tradición judía asociada con la festividad de los tabernáculos o la fiesta de las cabañas. Esta celebración conmemora las experiencias del ‘pueblo elegido por Dios’ durante su travesía en el desierto, donde vivían en cabañas. Los rituales de estas fechas les permitían predecir las condiciones climáticas de los próximos meses, dando lugar al nombre «cabañuelas».