Notas sobre 2023

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El año que termina ha sido un año anómalo. Diferentes sucesos han acelerado tiempos que en rigor conviene a 2024. Este adelantamiento de asuntos ha generado la impresión de vivir a un ritmo acelerado, distante del que le corresponde a los doce meses por concluir. Da la impresión de haber experimentado en 24 los 12 meses que le corresponden a este 2023.

Quizás por eso la sensación no es que termina el año, sino que el siguiente es continuidad natural sin más sorpresas que las que nos trajo el presente o con sorpresas semejantes a las de éste. La expectación hacia el 24 rebaja intensidad puesto que lo vivido se ha vivido con excesiva intensidad. No parece que vayamos a asistir a otras políticas en materia de seguridad, migración, salud, enseñanza. Mención especial amerita la economía en que el peso cada vez es moneda más fuerte aunque están por verse las consecuencias de esta fortaleza.

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En todo caso pueden sorprender desastres naturales como el reciente huracán que arrasó Acapulco. Probablemente las sorpresas que nos reserve 2024 estén vinculadas a eventos imprevisibles. Por lo demás, nada hay que nos invite a pensar en algo distinto a 2023 puesto que 2023 es inicio de 2024.

            Sucedió en estos doce meses lo que tuvo que suceder en los siguientes doce meses, en el año nuevo que ya es viejo. Las campañas electorales se adelantaron más de medio año. Primero mediante unas elecciones tanto en la alianza Juntos Haremos Historia como en el Frente Amplio para decidir las respectivas candidatas.

El proceso de selección, previsible, se resolvió con Claudia Sheinbaum como candidata de Morena y de Xóchitl Gálvez como candidata del Frente. En ambos casos, se perdieron semanas para resolver una incertidumbre que no lo fue en ningún momento, pero todo a costa de los impuestos de los mexicanos. De inmediato, las maquinarias de ambas campañas se pusieron en marcha.

El equipo de Sheinbaum programó una campaña disciplinada, sin dejar nada al azar, repitiendo siempre lo mismo bajo un lema que no invita al entusiasmo: “continuidad”. Por su parte, el equipo de Xóchitl se entrampó en una estrategia que hizo que la candidata perdiera ímpetu, arrastrada por malas decisiones y errores graves de comunicación, por momentos desorientada, apostando por enderezarla una vez que inicien las campañas en marzo de 2024. López Obrador inició el recorrido para inaugurar obras que no están terminadas, adelantando el periplo triunfal que debería de recorrer en 2024.

No parece que esta urgencia esté separada del proceso electoral, porque en 2024 volverá Andrés Manuel a recorrer los caminos recorridos en 2023 para volver a inaugurar las obras ya inauguradas en 2023. Algo así como la película El día de la marmota en que el protagonista vive cada día las mismas situaciones y circunstancias del primer día sin poder escapar a ese bucle temporal.

            2024 inició con ímpetu en 2023. Se antoja el mismo año de 24 meses por lo menos para el primer semestre. Luego, una vez celebrada las elecciones en junio, otro será el panorama en que pueden llegar sorpresas insospechadas ahora. 2024, lo mismo a 2023 pero también distinto.

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