Una erupción volcánica comenzó en Islandia, específicamente en la península de Reykjanes, al sur de Reykjavik, después de una serie de terremotos.
La Oficina Meteorológica de Islandia confirmó la erupción, visible a través de cámaras web y ubicada cerca de Hagafell.
Las autoridades islandesas declararon el estado de emergencia tras la erupción del volcán, que obligó a evacuar toda la zona afectada. La fisura tiene una longitud estimada de unos 3,5 kilómetros, notablemente más extensa que en erupciones anteriores. El flujo de lava alcanza una velocidad de entre 100 y 200 metros cúbicos por segundo, un aumento significativo en comparación con eventos previos.
El presidente de Islandia, Gudni Johannesson, prioriza la protección de vidas e infraestructura y ha cerrado la zona afectada. El ministro de Exteriores, Bjarni Benediktsson, asegura que no se han interrumpido los vuelos, tanto hacia como desde Islandia, y que el tráfico aéreo internacional permanece abierto. Según la Oficina Meteorológica de Islandia, la actividad sísmica se desplaza hacia el sur, indicando la posibilidad de que la erupción se extienda en dirección a Grindavik.
Las autoridades han aconsejado a la población evitar acercarse al lugar, mientras grandes multitudes observan el fenómeno iluminando el cielo desde distintos puntos.
Aunque la erupción parece intensa, la información precisa sobre su estado aún está por confirmarse.