Un reciente informe destaca el creciente papel de las mujeres en el crimen organizado en México, lo que tiene serias implicaciones para sus familias y comunidades.
Según el informe del Grupo Internacional de Crisis, basado en entrevistas con más de 70 mujeres en prisiones y centros de rehabilitación de drogas, muchas de estas mujeres son madres solteras de bajos ingresos con antecedentes de consumo de drogas y víctimas de violencia. Estos factores comunes revelan por qué el crimen organizado se ha vuelto una opción atractiva para un número cada vez mayor de mujeres en el país.
Mujeres en el crimen organizado tiene implicaciones en familias
El informe revela que las mujeres son reclutadas por grupos criminales a través de su consumo de drogas o de sus relaciones personales y románticas con miembros de dichos grupos. Una vez dentro, participan en actividades como la obtención de inteligencia, venta de drogas a pequeña escala, asesinatos por encargo y liderazgo de células criminales, demostrando que su papel en el crimen organizado va más allá de ser simples colaboradoras. En el contexto de la creciente violencia de género en México, unirse a grupos criminales se ha convertido en una forma para que las mujeres busquen protección y poder en una sociedad profundamente patriarcal.
Problemáticas
La participación de las mujeres en el crimen organizado no solo las afecta a ellas, sino también a sus familias, expandiendo el control que el crimen organizado tiene sobre las comunidades. El informe identifica tres áreas donde las políticas públicas podrían intervenir para prevenir que las mujeres se unan a grupos criminales y mitigar los impactos en ellas y sus familias. Estas conclusiones resaltan la necesidad de abordar esta problemática de manera integral para proteger a las mujeres y sus comunidades del impacto devastador del crimen organizado.
