En esta temporada navideña, las piñatas se han convertido en elementos esenciales de los festejos y posadas, experimentando una notable demanda gracias a su diversidad de diseños y precios para todos los gustos.
Durante dos años, las ventas se vieron considerablemente reducidas debido a la ausencia de posadas y fiestas, motivada por los riesgos asociados al aumento de casos de coronavirus. No obstante, este año la demanda ha repuntado, y las piñatas vuelven a ser protagonistas de las celebraciones.
Entre los diseños más solicitados destaca la piñata tradicional en forma de estrella, con siete puntas, cada una simbolizando un pecado capital. Este clásico adquiere un costo de seiscientos pesos, convirtiéndose en una opción popular para aquellos que buscan mantener viva la tradición.
Una tradición mexicana
La ruptura de la piñata se ha arraigado como un símbolo de lucha contra el mal. Al romperla, caen dulces y naranjas, representando los bienes obtenidos al preferir el bien sobre el mal. Este ritual no solo es apreciado en la ciudad, sino también en comunidades donde las piñatas simples encuentran su espacio en los festejos navideños.
La variedad de figuras en el mercado es amplia, pero son las piñatas de siete picos las más caras, con precios que varían según su tamaño. El acto de romper la piñata es una fuente de alegría tanto para niños como para adultos, quienes, vendados, se sumergen en el juego para obtener los tesoros escondidos en su interior.
Las piñatas han recuperado su papel protagónico en las celebraciones navideñas, llevando consigo tradiciones arraigadas y añadiendo un toque de alegría a los festejos familiares y comunitarios.