Rusia, el país más grande del mundo, está experimentando una disminución continua de su población, un fenómeno que las autoridades califican como «catastrófico para el futuro de la nación». Esta situación crítica se debe principalmente a la baja tasa de natalidad, con un promedio de 1,4 hijos por mujer, cifra que está muy por debajo del umbral de reemplazo poblacional de 2,1 hijos por mujer.
El portavoz de la presidencia rusa, en declaraciones recogidas por la agencia Tass, afirmó: «Vivimos en el país más grande del mundo, y cada año somos menos. La única forma de remediarlo es aumentar la tasa de natalidad». Esta crisis demográfica, aunque alarmante, no es nueva. Desde la disolución de la Unión Soviética en los años 90, Rusia ha luchado contra una persistente baja en la tasa de natalidad. Los años de crisis económica y social posteriores a la caída del comunismo dejaron una profunda huella en la sociedad rusa, llevando a muchas parejas a optar por no tener hijos.
Consecuencias de la baja natalidad
La disminución de la población tiene serias implicaciones. En el futuro, habrá menos personas en edad de trabajar para sostener a la creciente población de ancianos. Además, una población menguante puede dificultar la sostenibilidad económica y reducir la influencia global de Rusia.
Esfuerzos del gobierno ruso
El presidente Vladimir Putin ha reconocido la gravedad del problema y ha implementado diversas políticas para incentivar a las parejas a tener más hijos. Sin embargo, estos esfuerzos aún no han sido suficientes para revertir la tendencia. Las razones detrás de la decisión de las parejas rusas de tener menos hijos son variadas e incluyen factores económicos, sociales y culturales. El aumento del costo de vida en los últimos años ha dificultado que las parejas jóvenes puedan mantener a una familia.
Perspectivas futuras
Si la situación no cambia, Rusia podría enfrentar un futuro con una población significativamente más pequeña y envejecida, lo que impactaría todos los aspectos de la sociedad, desde la economía hasta la política. Rusia está viviendo una crisis demográfica que podría tener consecuencias a largo plazo. El gobierno ruso está trabajando para encontrar soluciones, pero el problema es complejo y requiere de tiempo y esfuerzo para ser resuelto.
