Foto: EFE/ Luis Torres
Ciudad Juárez, epicentro del fenómeno migratorio en la frontera con Estados Unidos, ha visto el cierre del único albergue para migrantes gestionado por el Gobierno federal. Este refugio, ubicado cerca del puente internacional Paso del Norte y sostenido por las autoridades mexicanas, ofrecía un lugar seguro para dormir, comer y bañarse a los migrantes que llegaban a la frontera con la ciudad estadounidense de El Paso, Texas.
Activistas y defensores de los derechos de los migrantes han criticado esta decisión, calificándola de error, especialmente en vista de la inminente llegada de una caravana de miles de migrantes que podría saturar los albergues civiles en la región. Rosa Mani Arias, coordinadora de Servicio al Migrante en Avara Juárez, subrayó la imprevisibilidad del fenómeno migratorio y la necesidad de mantener disponible la infraestructura existente para enfrentar emergencias.
«Nuestro entorno fronterizo enfrenta retos constantes y, aunque los flujos migratorios pueden parecer tranquilos en ciertos momentos, la situación puede cambiar rápidamente. Es esencial tomar decisiones que consideren esta incertidumbre», expresó Mani Arias.
El cierre del albergue se produce tras un informe de la Embajada de Estados Unidos que reportó una disminución del 50% en los encuentros con migrantes irregulares en las seis semanas anteriores. En junio, se registraron 83,536 arrestos en puertos de entrada, la cifra más baja desde enero de 2021 y menor que en junio de 2019, antes de la pandemia de COVID-19. Esta disminución se atribuye a la orden ejecutiva del presidente Joe Biden, que restringe el asilo y agiliza las deportaciones.
No obstante, los activistas argumentan que la migración en México no ha cesado. El Gobierno mexicano registró un récord de casi 1.4 millones de migrantes entre enero y mayo de este año, lo que representa un aumento del 650% en comparación con el mismo período del año anterior. Mani Arias alertó que Ciudad Juárez no está preparada para recibir la caravana de migrantes que partió recientemente de Chiapas, en el sur de México.
«Definitivamente no estamos preparados para recibir a 3,000 personas en este momento, pero la ciudad ha respondido en situaciones de emergencia desde 2018. Aunque no contamos con todas las condiciones necesarias, tenemos la experiencia para enfrentar estos desafíos», señaló Mani Arias.
El padre Juan Carlos López Moreno, vocero de la Diócesis de Ciudad Juárez y gestor de la Casa del Migrante, también cuestionó el cierre del albergue gubernamental. «El problema de la migración no ha terminado. Aunque la presencia de migrantes en Juárez ha disminuido, no debemos asumir que el fenómeno está concluyendo», afirmó.
López Moreno destacó que la pastoral que atiende a los migrantes hace todo lo posible con los recursos disponibles, aunque siempre resultan insuficientes. «La generosidad y disposición de la gente han sido notables, pero nuestra respuesta siempre es limitada», concluyó.
