Ante el auge de la derecha representada por el partido Reagrupamiento Nacional de Marine Le Pen y su alianza con una facción del moderado conservador Los Republicanos, los partidos de izquierda en Francia han dejado de lado sus muchas diferencias para crear un Frente Popular que detenga la marea conservadora que se avecina en las elecciones del 30 de junio y 7 de julio, a la que la desacreditada formación República en Marcha de Emmanuel Macron (RM) no puede frenar.
El bloque está integrado por La Francia Insumisa de Jean-Luc Melenchón (LFI), el Partido Socialista (PSF), el Partido Comunista (PCF) y los ecologistas de Europa Ecología Los Verdes (EELV), aglutinados bajo el nombre Nuevo Frente Popular que ha difundido un comunicado en que se dice que “la llegada de Reagrupamiento Nacional al poder no es una fatalidad”.
El documento firmado por los líderes de los partidos que conforman Nuevo Frente Popular ofrece un programa para los primeros 100 días de gobierno y solicita la adhesión de otros agentes sociales como asociaciones, sindicatos, partidos políticos y “personalidades comprometidas en el debate público que comparten nuestras ideas”.
No han transcendido los puntos de acuerdo después de unos días en que las divisiones entre las formaciones de izquierda parecían irreconciliables. Melenchón, desde los ataques a Israel del 7 de octubre del año pasado, ha destacado por sus declaraciones antisemitas y su apoyo incondicional a Hamas. Militantes de FIL acusaron al líder de los comunistas, Fabien Roussel, de “collabó” o “colaboracionista”, empleando el mismo término con que se designaba a quienes ayudaron a los nazis en Francia durante la II Guerra Mundial.
También partidarios de Melenchón denunciaron durante las campañas a las elecciones europeas del 9 de junio al cabeza de lista de los socialistas, Rafael Glucksmann, a causa de su pertenencia a la comunidad judía. Se da la circunstancia que Glaucksmann se impuso al resto de fuerzas de izquierda francesa en los recientes comicios europeos.
Tampoco había acuerdo entre socialistas y comunistas con LFI sobre la guerra de Ucrania ni sobre la pertenencia de Francia a la OTAN. Melenchón al frente de su partido se niega a apoyar al gobierno del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, al exhibir simpatías por el presidente ruso, Vladimir Putin, y, además, se opone a que Francia forme parte de la OTAN.
Otras necesidades han facilitado el pacto entre estos partidos relegando las diferencias a un segundo plano: para todos es prioritario contar con representación política en la Asamblea Nacional a fin de asegurar su supervivencia política y, más importante, su supervivencia financiera.
Reunidos durante cuatro días, los dirigentes izquierdistas han resuelto los candidatos del Nuevo Frente Popular de las 577 circunscripciones que se eligen el 30 de junio. Una tras otra, los partidos han elegido al candidato con más opciones independientemente de su filiación política.
Los líderes mostraron su satisfacción terminada la reunión, pero sobre todo el hecho de ponerse de acuerdo y de demostrar que un bloque de izquierdas competitivo es posible. El entusiasmo de los responsables de estos partidos no parece que se traduzca en entusiasmo entre los ciudadanos. Muchos votantes del PSF han declarado que nunca votarán por Melenchón y LFI. Sin embrago, la apuesta está clara, utilizar el miedo a la extrema derecha de Le Penn, para que los votos beneficien al Frente Popular o, en el peor de los casos, a la opción de centro representada por Macron.