La Iglesia Católica conmemora este domingo el aniversario del inicio del pontificado de San Juan Pablo II, uno de los líderes espirituales más influyentes del siglo XX, quien dejó una huella imborrable en la historia de la Iglesia. A pesar de su renombrada figura como líder religioso, muchos desconocen que el joven Karol Wojtyła, conocido cariñosamente como Lolek en su familia, anhelaba ser piloto en lugar de sacerdote. Sus palabras de juventud, «Un polaco puede llegar a ser un segundo Lindbergh, pero no puede llegar a ser Papa», reflejan su pasión por la aviación.
El pontificado de San Juan Pablo II, que inició en 1978, ha sido un verdadero fenómeno de récords en la historia de la Iglesia Católica. Récords Guinness atestiguan su legado excepcional, desde el número récord de canonizaciones y beatificaciones (482 santos y 1,334 beatos) hasta la asistencia de la mayor multitud reunida durante la visita papal en Manila en 1995, que se estimó entre cuatro y cinco millones de personas. Además, realizó una cifra sin precedentes de 193 viajes al extranjero, visitando 125 países, difundiendo su mensaje de amor y esperanza a nivel mundial.
Nacido en Wadowice, Polonia, en 1920, el Papa experimentó la opresión nazi durante su juventud y su temprana carrera estuvo marcada por el contexto de la Segunda Guerra Mundial. A pesar de los desafíos, su devoción y fe lo llevaron a convertirse en obispo auxiliar de Cracovia en 1958. Su compromiso con la espiritualidad y su incansable labor durante el Concilio Vaticano II lo llevaron a convertirse en el segundo cardenal más joven en esa época, a los 47 años.
San Juan Pablo II no solo fue un líder religioso, sino también un defensor de los derechos humanos y un crítico de los excesos tanto del comunismo como del capitalismo. Su legado se vio reflejado en las Jornadas Mundiales de la Juventud y en su firme apoyo a la importancia de la unidad familiar.
A pesar de su influencia global y sus logros extraordinarios, aquellos que lo conocieron destacan su humildad y devoción al sacerdocio. Su amor por el arte y la literatura, así como su enfoque en la importancia del amor humano y la unión conyugal, consolidaron su mensaje teológico distintivo.
Hoy, en el 45 aniversario de su papado, recordamos con admiración a este «Papa peregrino» cuya incansable labor lo llevó a recorrer más de 1.3 millones de kilómetros, casi tres veces la distancia entre la Tierra y la Luna. El pequeño Lolek, con sus sueños de aviador, seguramente estaría orgulloso del legado perdurable que dejó en el mundo.
Por: Ingrid Castillo
