Tolerancia a la frustración en niños talentosos

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La dificultad para aceptar la derrota en juegos de mesa o deportes es una característica común entre muchos niños y niñas con altas capacidades intelectuales. Si bien esta actitud no es exclusiva de este grupo, se observa de manera más recurrente en estos perfiles, según especialistas como Beatriz Belinchón.

Belinchón destaca que los niños con altas capacidades suelen llevar mal el no ganar, mostrando una intensidad mayor ante el fracaso o la frustración. Esta reacción no es única en este grupo, pero sí se relaciona estrechamente con la baja tolerancia a la frustración, algo que puede afectar a su desarrollo emocional.

Orígenes de la frustración

La asociación Española de Superdotación y Altas Capacidades (AESAC) explica que las causas de esta frustración son diversas y dependen de la personalidad, vivencias y sensibilidad emocional de cada individuo. La alta sensibilidad puede llevarles a preocuparse más por injusticias sociales o a tener dificultades para aceptar normas que no encajen en sus lógicas, generando emociones intensas como rabia o enfado cuando no ganan.

Educación emocional como herramienta clave

Para abordar este desafío emocional, AESAC enfatiza el papel crucial de la educación familiar y escolar en el desarrollo de la tolerancia a la frustración. Reconocer y comprender las reacciones emocionales amplificadas de estos niños es el primer paso. Además, enseñarles a identificar y manejar sus emociones desde temprana edad es fundamental.

Apoyo comprensivo para la gestión emocional

Es esencial no sobreprotegerlos de la derrota, ya que esto podría tener un efecto contrario a largo plazo. Sin embargo, cuando se enfrenten a la frustración, acompañarlos desde el afecto y la comprensión es clave. Brindarles apoyo emocional cuando se sientan frustrados ayudará a gestionar estas experiencias negativas que, aunque puedan parecer triviales para otros, son significativas para ellos.

Impacto a largo plazo

La AESAC recalca que enseñar a estos niños a tolerar la frustración les proporciona habilidades para enfrentar desafíos y limitaciones a lo largo de sus vidas. Esta educación emocional no solo influye en su bienestar presente, sino que también moldea su capacidad para afrontar dificultades futuras.

En resumen, trabajar en el desarrollo de la tolerancia a la frustración desde edades tempranas y brindar un apoyo emocional comprensivo y afectuoso son acciones cruciales para ayudar a los niños con altas capacidades a manejar el «mal perder». Esta comprensión y guía por parte de la familia y la escuela son pasos fundamentales en el crecimiento emocional y la adaptación de estos niños a diversos contextos.

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