Los ataques de tiburones a humanos son un fenómeno relativamente raro.
Según el Archivo Internacional de Ataques de Tiburones (ISAF), en 2022 se registraron 57 ataques no provocados de tiburones a humanos en todo el mundo. De estos ataques, 5 fueron mortales, lo que representa una tasa de mortalidad del 9%.
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Los ataques de tiburones son más comunes en las zonas costeras tropicales y subtropicales, donde la población humana es más densa y los tiburones son más abundantes. Las especies de tiburones más propensas a atacar a los humanos son los tiburones blancos, los tiburones tigre y los tiburones toro.
La mayoría de los ataques de tiburones son el resultado de un error de identificación por parte del tiburón. El tiburón confunde al humano con una presa, como una foca o una tortuga. En otros casos, el ataque puede ser provocado por el comportamiento del humano, como el buceo o el surf en aguas donde hay tiburones.
Las muertes de tiburones a manos de los humanos son mucho más comunes que los ataques de tiburones a humanos. Según la ONG Sea Shepherd, se estima que se matan a unos 100 millones de tiburones cada año.
La mayoría de los tiburones que se matan son capturados por la pesca comercial, ya sea como captura incidental o como objetivo específico. Los tiburones también se matan para obtener sus aletas, que se utilizan en la sopa de aleta de tiburón, un plato considerado un manjar en algunas culturas.
La sobrepesca de tiburones es una amenaza grave para estas especies. Los tiburones desempeñan un papel importante en los ecosistemas marinos, ya que ayudan a controlar las poblaciones de peces y otros animales.
La pérdida de tiburones puede tener un impacto negativo en la salud de los océanos.
Tomando medidas para reducir los ataques de tiburones y las muertes de tiburones, podemos ayudar a proteger a estas especies y a los océanos.
