El 18 de enero terminaron de manera oficial el periodo de precampañas presidenciales, entramos a un mes y medio de intercampañas (sea cualquier cosa lo que signifique, y en cuyo vacío veremos de todo) y posteriormente inician propiamente las campañas del primero de marzo y hasta el 29 de mayo. La mitad del año donde los mexicanos deberíamos escuchar de los candidatos propuestas concretas sobre los temas más importantes para el país, y no sólo descalificaciones al otro o banalidades propias. Sería lo ideal.
AMLO, por fin, se va de la escena pública. Haciendo de lado filias y fobias condicionadas por lo inmediato, el tiempo olvidará gritos, insultos, posts y tendric topics, y sólo quedarán los hechos. La historia, en efecto, lo colocará en el sitio justo. A los suyos también, es probable y muy deseable que cada quién responda por lo propio, así sean sus consanguíneos. México lleva más de treinta años con López Obrador en el centro de la discusión pública. Habrá que aprender a vivir sin él, existimos quienes ya rogamos por ello: en MORENA lo intentarán, mas se destrozarán en el camino reclamando como suya la herencia. A los opositores el desenfoque del presupuesto los desdibujó: hoy sus discursos y planteamientos parecen innecesarios, los mexicanos cayeron en la cuenta que no hacen falta, hoy no sólo nadie les cree sino que ya nadie les hace caso. Vaya, ni para que alguien quisiera preservar la corrupción mexicana como pieza de museo, los morenos mucho aprendieron, y salieron igual o peor de tranzas.
Priístas hasta hace meses distinguidos, apoyan sin recato a Sheinbaum en alianzas naturales para los políticos, pero que siempre va a ser extraña para los problemas del país. Sin principios, orientaciones políticas o ideologías, dejarán más vacío el cascarón. Tiempo de chapulineo, con la mentada transformación nada cambió, en MORENA todo es igual y hoy recibe la boñiga política podrida a cambio de votos, espacios, más poder. Panistas exhibiendo sin pudor su corrupción y el anhelo por sus repartos del botín político, muestra inequívoca de quienes han quedado al margen y ni siquiera son capaces de percibir su propia imbecilidad; los payasos de Movimiento Ciudadano en su permanente labor por trivializar aún más la política, como si hiciera(n) falta, buscando empatía con la juventud. . .diciendo y haciendo estupideces. Las acciones de los partidos y candidatos exhiben sus concepciones sobre el mexicano promedio.
Mientras tanto, los mismos problemas del México de siempre siguen creciendo: violencia desatada, generalizada ya en todos los rincones del país; ha persistido a décadas de descomposición, y cada año se agrava, sin importar quién esté en el gobierno ¿O será, precisamente por ellos, que no ha logrado disminuir? Habrá que recordar a los políticos y sus partidos que los muertos y secuestrados no votan. A ver si así les interesa el tema.
La corrupción en México sigue intacta, con nuevos rostros (o no) y maneras de lograrla; la desigualdad es acentuada por los propios programas sociales y los acuerdos del gobierno con agentes del capital. Una migración alarmante, sin retorno: somos, a fuerza, cosmopolitas de la miseria. El medio ambiente sigue deteriorándose no tan lento frente a nuestros ojos, lo único que necesitamos para sobrevivir dejamos irlo entre nuestros dedos. El capital, hoy con el rostro de nearshoring continúa generando inequidad, la misma que no se resolvió con el Nafta desde hace 30 años, la misma que provocó entonces el estallido social, ha crecido pues somos más, pero en esencia también es la misma. En los medios de comunicación opinólogos tomando partido y haciendo propaganda de manera ya impúdica, según sus intereses y en lugar de la razón, el entendimiento o la verdad de los hechos. Ríos de dinero, legal y no, alimentan esta macabra puesta en escena.
Salud, pues: a veces el 2024 parece ya tan viejo. Ante la manipulación, mentira e insensateces de nuestros políticos, los mexicanos sólo contamos con información para transformarla en conocimiento, que dé criterio y en una de esas nos una con el otro. Generar conciencia, cada uno desde su pensamiento, y discutirla con los demás, para provocar nuevos hechos y transformar.
Juan Torres Velázquez
@yotencatl
