Xóchitl y el gabinete del doctor Caligari

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La candidata Xóchitl Gálvez invitaba a una campaña de otro tipo. El entusiasmo que despertó
una vez nombrada candidata del Frente Amplio se diluyó a velocidad. Desde entonces ha ido
dando tumbos sin orientación. Sólo hace un par de días, tras conocerse la renuncia de Samuel
García a la candidatura por Movimiento Ciudadano, se aprecia una atmósfera distinta, quizás
no exultante, pero equiparable a tímido optimismo. Se antoja lamentable que este estado de
ánimo se deba a la retirada de un adversario antes que a una estrategia efectiva.

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Al irrumpir Xóchitl, el nombre se asoció con esperanza y alegría, quizás no con algo nuevo pero sí
novedoso. Daba la sensación de que algo podía ocurrir, que algo que no estaba en el guion
alcanzaría de repente un significado decisivo. Las actuaciones y los decires de la candidata
invitaban a lo imprevisible y lo imprevisible resultaba significativo. Todo eso pasó y se olvidó.
Ahora se recupera como dejá vu. La impresión es que rehabilita un recuerdo marchito, mustio,
en trance de desaparecer incluso como recuerdo. No es estrategia, sólo es alivio que sucede
cuando un obstáculo ha sido salvado sin cómo ni porqué. Algunos integrantes del equipo de
Xóchitl se atribuyen la renuncia de Samuel. Vuelven a mentir y a mentirse, como han hecho
desde que se hicieron con los mandos de una campaña a la que en cada encuesta Claudia
arranca uno o dos puntos.


Se fantaseaba con que Xóchitl se haría con un equipo de campaña profesional pero
joven, ajustado a la efervescencia generada. La juventud es imprescindible en una campaña que
pretende ganar a Morena haciéndose atractiva para nuevas generaciones. Pero esas
generaciones se fueron con Samuel García y ahora andan huérfanas. Se especula con que se
irán con Xóchitl, pero es tan probable como que se vayan con Claudia o esperen a tomar su
decisión conocido el nuevo candidato de MC. No hay juventud en el equipo de Xóchitl, sólo
los de siempre que aspiran a lo de siempre: puestos de poder, promover interés personal
alegando servicio a México, otorgarse espacios de decisión para elogio de la propia vanidad.
Los nombres de los responsables del equipo despiertan enormes bostezos y no pocas
prevenciones: Santiago Creel, Armando Tejada, Carolina Viggiano, Ángel Ávila Romero, Max
Cortázar, Josefina Vázquez Mota, Margarita Zavala, Enrique de la Madrid, Ildefonso Guajardo,
etcétera. Náufragos del calderonismo y peñanietismo sólo contribuyen al rechazo de los más
jóvenes y de importantes sectores que en 2018 se pronunciaron en contra de los viejos
partidos.


Algunos integrantes del equipo utilizan sus nombramientos para imponer en los
Estados su propia agenda con pretexto de apoyar a Xóchitl. No se respeta ni a partidos
políticos ni a asociaciones ciudadanas. Lo relevante no es la candidata sino intereses
particulares. Estas decisiones no pasan inadvertidas. Muchos simpatizantes de Xóchitl se
preguntan a qué se dedica su equipo de campaña. Tienen claro que no promueve a la
candidata, sino una minuta personal manipulando a la candidata. Desde que iniciaron las
precampañas han transcurrido más de dos semanas y, al margen de la renuncia de Samuel
García, no ha pasado nada relevante. Bueno sí, que Claudia aumenta su ventaja en cada
medición.

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