Es mejor incentivar zonas económicas en el marco de la dignidad y de los derechos humanos, que gastar dinero desplazando militares a nuestras fronteras.
La esquina es un punto de unión, es también un “encontrase sin salida” cuando se está en medio de una batalla, o, un lugar para replegarse. Desde una esquina se puede saltar al abismo y trazar líneas más largas. Su naturaleza es el ensamble, la bifurcación y puede llegar a ser un punto de separación. Incluso en las actividades deportivas la esquina se usa regresar al juego, proyectar tiros y reiniciar jugadas, algunos afirman que “a la vuelta de la esquina” se encuentra el amor o la felicidad.
Por ello, la naturaleza misma de la esquina, en el caso específico de “La otra esquina” que me permite publicar La Torre News, es imposible no mirar “al otro lado” cuando un año declina y el otro está por levantar el vuelo Será un 2025 de desafíos para nuestro México, el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca va a generar retos importantes en los temas económicos, migratorios y en el combate al narcotráfico, no es el momento de hacer derroche de optimismo.
Quien no quiera entender que, nosotros somos el discurso político del próximo Presidente de los Estados Unidos y que, más peligroso aún, sus acciones sobre nosotros serán el sustento de su permanencia en el poder simplemente está fuera de contexto, o, vive en una realidad diferente. En ambos casos o en otros, es verdaderamente peligroso no medir la magnitud de lo que se nos avecina como sí ya lo han venido haciendo otras potencias mundiales.
Apelar a un romántico sentido nacional se antoja sublime, digamos excelso, pero eso no importa ante el peso de la economía global: los números son fríos y no conocen de sentimentalismos. Las potencias económicas saben que tienen elementos para negociar con Estados Unidos, Europa (sobre todo Rusia y Alemania) ha puesto en la mesa el asunto de dejar de usar el dólar americano y darle prioridad a otras monedas, salvo un “berrinche” Donald Trump prefirió no meterse en mayor tema porque sus dividendos políticos están en fomentar su discurso de odio y racismo sobre nuestra frontera y el combate al narcotráfico.
Me perece que una de las acciones que deberían de plantearse es el desarrollo de zonas económicas tanto en el Norte como en el Sur del país: una zona económica que contenga a quienes sean deportados dotándolos de trabajo en la zonas del norte del país, y, una zona económica al sur que contenga y ayude a nuestros hermanos de la América central o del Sur: es mejor incentivar zonas económicas en el marco de la dignidad y de los derechos humanos, que gastar dinero desplazando militares a nuestras fronteras.
Los gobernadores y gobernadoras de México, podrían sumarse en dotación de tierras y recursos combinados. El Gobierno Federal podría convocar a empresarios a instalar fábricas y darles garantías ficales y estímulos. Las soluciones, todas, deben ponerse en la mesa sin otorgarle el privilegio de la duda a un enemigo declarado, orgulloso además de serlo.