Atareados entre las fronteras sin sentirse propios de la nación que dicen hermana, miles de migrantes continúan a paso sigiloso entre nuestro país para cruzar al norte al llamado “Sueño Americano”, fijos en su idea, México se convierte en el espacio de paso para el destino que al igual que su andar es incierto.
A pesar de los esfuerzos para combatir la migración, nuestro país como sus naciones de origen quedan a deber, la bolita sigue echándose entre naciones por un problema que yace en el origen cuando desde sus espacios el gobierno ha fracasado para otorgar a sus ciudadanos seguridad, economía bienestar, trabajo digno y una política que deje de ver por intereses personales y comience a ver por su nación.
La batalla es clara, entre políticas que siguen sin dar resultados que solamente exponen la corrupción entre autoridades, el aumento considerable de esta situación sigue llenando de preocupación, pues al salir de sus naciones, son sus países los que se lavan las manos y dejan a su suerte a aquellos a los que debió garantizar una vida digna.
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De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT) existen alrededor de 232 millones de migrantes en el mundo, sin embargo, los datos que ofrece la OIM, aseguran que la cifra alcanza los 244 millones de personas, de los cuales el 65% son trabajadores; representando un porcentaje significativo de personas que dejaron de pertenecer a la fuerza de trabajo de sus naciones.
El problema sigue, las naciones se lavan las manos y mientras son peras o son manzanas miles de migrantes andan entre naciones buscando un espacio seguro, una nación que los tome en cuenta y les brinde una garantía de vida digna que su país de origen les negó desplazándolos, mientras otros buscan políticas para combatir la migración como si fuera una peste, migrantes caminan sin destino, sin camino, pertenencias y cargando a cuestas la búsqueda del sueño americano.
