Hoy vengo con un tema hermoso. ¿Quien no ha deseado, después de ver Regreso al futuro, con ir 1 año adelante en el tiempo para ver si esta chica tan increíble que has conocido realmente merece la pena o conocer los resultados de los partidos de futbol y hacerse millonario apostando? ¿Quien no ha debatido con sus amigos, con varias cervezas de por medio, qué parte de la historia te gustaría visitar, que si los romanos, que si la edad media o quizás poder viajar a principios del siglo XX para matar a Hitler y así salvar a millones de personas? Quizás, si vamos lo suficientemente adelante en el tiempo, encontremos una civilización que nos permita ser inmortales. ¿Por qué no? Soñar es gratis y la literatura y cine de ciencia ficción se han alimentado de esto para crear cientos de historias y paradojas increíbles.
¿Y si viajo al pasado y mato a mis padres, nunca podría nacer y por lo tanto no podría haber viajado al pasado y matar a mis padres…? Duele la cabeza solo de intentar pensar en este tipo de paradojas. Ni los propios genios de la ciencia se ponen de acuerdo sobre esto pero, ¿qué dice la ciencia sobre la mera posibilidad de un viaje en el tiempo? ¿Son viables? Pues resulta que, teóricamente, sí lo son. Al 100%. Muy difíciles de hacer, imposibles con la tecnología actual, pero no desde un punto de vista teórico. Desde el punto de vista de la física actual, es totalmente posible. Nada lo impide. Vamos con ello.
Vamos a empezar con lo fácil. Viajar al futuro. No solo es viable, sino que ya se hace y está super medido y experimentado. Para entender esto tenemos que hablar un poco de lo que es el tiempo. Y ojo que no es nada obvio. Durante toda nuestra historia, hasta la llegada de ese loco genial que no gastaba en peines llamado Albert Einstein, se ha pensado que el tiempo es como un reloj gigante que nos afecta a todo y todos por igual. Un tic tac universal para todo el cosmos.
Einstein, en su teoría especial de la relatividad, demostró que no es así. Resulta que cada elemento del universo lleva su propio reloj. Y cada tic tac va a diferente velocidad en función de dos cosas, el campo gravitatorio al que esté sometido el objeto y su velocidad. ¿Se acuerdan de la película Interestelar? (Por cierto, si no la han visto uffff por favor, ni lo duden.
Para mi la mejor película de ciencia ficción de la historia. Ahí lo dejo) En esta película Matthew McConaughey y Anne Hathaway bajan a un planeta muy cercano a un agujero negro, con una gravedad brutal. Tan solo están en ese planeta unas horas. Cuando vuelven a la nave, lo que para ellos fue una simple tarde, para su compañero en la nave y para la gente que los está esperando en la Tierra, que no están sometidos a ese campo gravitatorio tan intenso, fueron ¡21 años! Esto, que es obviamente ciencia ficción porque estamos muy muy lejos de poder acercarnos a un agujero negro, es parte de su día a día sin que se de cuenta.
Sí, del suyo. El GPS de su celular que le guía en el coche cada día, no podría funcionar si no tuviera en cuenta este concepto. Los satélites GPS orbitan la Tierra a unos 20.000km de altura. A esta distancia existe una diferencia de gravedad respecto a usted que está en su coche. Contra más lejos de la Tierra, menos gravedad. Eso se entiende. Menos gravedad, implica que el reloj de estos satélites va un poquitininininin más rápido que el suyo. Lo mismito que pasa en Interestelar. Aunque el desfase temporal entre el reloj a pie de Tierra y el del satélite es muy muy pequeño es lo suficiente para que si no se tiene en cuenta en la sincronización de la comunicación, se acumule un error de Kilómetros a la hora de detectar tu posición. ¡El GPS no tendría sentido!
El otro concepto que influye es la velocidad. Contra más rápido vayas más lento va a ir tu reloj interno. Para las velocidades a las que estamos acostumbrados en la Tierra estas diferencias entre los distintos relojes de cada uno son absolutamente imperceptibles. Aún así, con las tecnologías actuales de relojes atómicos somos capaces de medirlas. Sincronizamos a la perfección dos relojes atómicos de super alta precisión. Uno lo dejamos quietito y el otro lo metemos unas horitas en un avión. Cuando se vuelven a juntar los relojes, ¡están desfasados! El desfasaje es ridículo pero existente. Si, por ejemplo, viajáramos 1 año en avión, tu reloj se habría desfasado respecto al resto en 0.00014 segundos. Casi nada. Cuando este efecto se vuelve muy brutal es cuando aumentas la velocidad y te acercas a la velocidad de la luz.
Entonces no es nada ridículo. Viajando al 99% de la velocidad de la luz, 8 segundos de viaje equivaldrían a 1 hora en la Tierra. Llevemos esto más al límite. Nos metemos en una nave que viaja al 99.9999% de la velocidad de la luz. Nos hacemos un viaje super cómodos durante 16 días y cuando volvemos a la Tierra habrán pasado…¡100 años! Toda la gente que conocíamos habrá muerto. Quizás ni la humanidad exista ya. Obviamente, viajar muy cerca de la velocidad de la luz es imposible hoy en día. La energía que haría falta al margen de mil temas ingenieriles a resolver hace de esto ciencia ficción. Pero solo son problemas de ingeniería y de obtención de fuentes energéticas muy superiores. Lo podrán hacer con casi total seguridad civilizaciones posteriores.
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Será un viaje al futuro pero sin billete de vuelta. Solo necesitamos ir muy muy rápido durante un cierto tiempo para viajar 10, 500 o 10.000 años hacia adelante. El tiempo pasa de manera diferente para dos individuos con diferentes velocidades. Aquí te lanzo una pregunta, ¿te meterías en una nave para hacer un viaje de unos días sabiendo que eso serían 200 años en la Tierra? ¿Correrías el riesgo de no saber que te esperaría en ese futuro y que no existe una vuelta atrás al mundo que conociste?
Da que pensar, ¿verdad? Un tema realmente apasionante. En el siguiente capítulo, mis queridos amigos de la ciencia, vamos con algo mucho más complejo, ¿se podrá viajar al pasado?
Un fuerte abrazo y empiecen a andar más rápido para ser más jovenes. ¡Hasta la siguiente semana!
