Putin y los opositores

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El 8 de este mes Vladimir Putin anunciaba una nueva postulación a presidir el gobierno ruso en unas elecciones a celebrar el 17 de marzo de 2024 que, en caso de vencer, le asegurará su permanencia en el Kremlin hasta 2030. Aprovechó una ceremonia en que condecoró a militares destacados en la guerra con Ucrania para informar su decisión. En estos momentos, el mandatario cuenta con el apoyo del 78,5% de la población, con un rechazo del 8%. El mecanismo de votación se extiende durante tres días, setentaidós horas en que la oposición denuncia que se cometen todo tipo de fraudes a favor de Putin. El presidente ruso, tras reformar la constitución, podrá mantenerse por dos periodos de seis años previa reelección. El gobierno de Putin es de acusado nacionalismo y su ejercicio del poder reúne todos los ingredientes fascistas. La guerra con Ucrania se sitúa en una estrategia dirigida a distraer la atención de asuntos internos a condición de promover el nacionalismo ruso rehabilitando la vieja idea imperialista. El conflicto con Ucrania es sólo pretexto, pero puede extenderse a Polonia si la Unión Europea y EEUU olvidan la guerra. Por el momento, todo indica que Putin tomará Ucrania tras la actual indiferencia de Occidente a seguir apoyando a un país cuyo futuro cada vez es menos incierto. La intervención rusa se ha transformado en estrategia publicitaria para el régimen.

Vladimir Putin siempre ha destacado por ser un autócrata que manipula los mecanismos democráticos para sus intereses. Permanecer en el poder es una obsesión que acompaña con una persecución sistemática de todos los opositores. El líder Alexéi Navalni, de 47 años, fue condenado este agosto a diecinueve años de reclusión por extremismo. La sentencia se pronunció cuando ya el opositor cumplía pena de cárcel de once años por fraude. En total, computa un encierro de treinta años. El 11 de diciembre, Alexéi Navalni no compareció a una cita por videoconferencia ante un tribunal de la ciudad de Kovro. Se añade que hace varios días que no hay noticias del opositor como denunció su portavoz Kira Yarmish. Tampoco llegan noticias sobre su estado o paradero desde la institución penitenciaria, a no ser un aviso que confirmaba que el recluso había abandonado la prisión de la colonia IK-6. Se sospecha que las estrictas condiciones de encarcelamiento han afectado gravemente a su salud con varios sucesos que revelan su extrema debilidad y el rigor del castigo. De momento, todo son especulaciones porque nadie ha conseguido información sobre el paradero, estado de salud y condiciones en que se encuentra. El silencio oficial en torno al opositor es hermético. Todo indica que la situación de Navalni se debe a su reacción una vez que se supo la intención de Putin de reelegirse.

El más reciente opositor es el último de una serie de adversarios de Putin que han muerto, han desaparecido o han sido encarcelados: Yevgeny Prigozhin, Vladímir Golovliov, Serguéi Yushenkov, Anna Politkovskaya, Boris Nemtsov, Alexander Litvinenko, Boris Berezovsky, Sergéi Skripal y su hija Yulia, Ravil Maganov. Atendiendo a estos antecedentes, la suerte de Navalni parece echada, pero también el camino expedito para que Putin sea reelegido en marzo del año que viene.

Por: Patricio Álvarez

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