El próximo 1 de octubre tomará posesión del cargo como presidenta de México la doctora Claudia Sheinbaum Pardo y el 2 de octubre comenzará a gobernar México, muchos consideran que tiene un país dañado, grave en varios de sus órganos vitales y que tendrá que utilizar toda su capacidad intelectual, experiencia política, escucha y convencimiento para que no comiencen a colapsar.
Entre los órganos vitales está la movilidad en nuestro país, la cual está restringida, acotada y amenazada por las organizaciones del crimen organizado, que puede colapsar el comercio interior, el comercio exterior, la movilidad laboral, la inversión interna y externa y la generación de empleo.
Otro de los órganos que está en riesgo son la finanzas públicas ósea la hacienda pública, que según sus datos, nuestro país está endeudado de manera superior a otras administraciones anteriores, que no habrá suficiente dinero para subsidiar el Aeropuerto Felipe Ángeles, el Tren Maya y Mexicana de Aviación, concluir las obras como el tren interoceánico y la refinería de Dos bocas Tabasco y mantener los programas sociales más allá de los dineros que se le debe dar a la salud, educación y salarios, si este órgano comienza a fallar el país podría sentir protestas y enojo de los ciudadanos y podría colapsar la economía y la política del país y entrar en crisis.
Un órgano que podría también entrar en colapso es el Poder Judicial si al final decide la inconstitucionalidad de la reciente reforma aprobada por el Congreso ya que desde el gobierno se le bloqueará y se le asfixiaría por no aceptar la reforma,lo que generaría un enfrentamiento entre poderes que disminuiría la confianza de inversionistas, bajaría la calificación crediticia y el peso frente al dólar se derrumbaría lo que generaría inflación y con ello carestía y desempleo.
Y un órgano más que entraría en crisis sería la Presidencia (el cerebro del cuerpo) que ante la fragilidad de órganos vitales esta acotada para poder hacerle ajustes o cambios al proyecto. Esta crisis tendría soluciones políticas viables y soluciones políticas cosméticas.
Ante esta dicotomía el cerebro tendrá que tomar decisiones y eso implica independencia y autonomía del gobierno y de la presidenta, liderazgo y credibilidad frente a sus gobernadores, senadores y diputados, confianza del sector privado y humildad frente al mundo y lo más complicado será la inclusión de otros actores políticos más allá de sus mayorías calificadas ya que no se podrán enfrentar estos colapsos desde una solo visión y desde la imposición.
México somos todos y todos debemos contribuir a superar los baches que tenemos frente a nosotros y quien debe conducirnos debe incluirnos.
La otra opción será que el crimen organizado se apropie de los Estados y se opte por una guerra frontal, ya colapsado este órgano de movilidad, nos endeudemos más, entremos en crisis, desempleo y falta de confianza internacional, se opte por la persecución y represión de los movimientos sociales y opositores y se imponga una sola visión y total exclusión que también es una salida.
México está viviendo no solo un cambio de gobierno, sino también un cambio de fin de época, unos opinan que es tersa e institucional otros opinan que es convulsa y peligrosa, lo cierto es que nuestro país vive tiempos de incertidumbre como un enfermo que puede curarse o puede morir.
Esperemos vivir mejor, que ir muriendo paulatinamente y esto depende del gobierno.
Deseamos buena fortuna a la nueva administración y al país con esta nueva administración. Esperemos que haya diferencias en políticas, relaciones y superemos el México bronco en el que hemos vivido desde nuestra revolución y que no se domo en estos últimos seis años como se había prometido.
Por José Irán Moreno Santos
Presidente Fundación de Estudios Políticos Económicos y Sociales Progresista