Narcotráfico, Ejército y una aerolínea

Fecha:

En este sexenio el Ejército mexicano ha pasado de ocuparse de las actividades que recoge la Constitución a realizar todo tipo de cosas al margen de lo que está debidamente consignado en la Constitución. Desatiende incluso sus funciones específicas para dedicarse a lo que no le compete en absoluto. Esta usurpación está motivada por el Presidente de la República, pero no es desdeñable el interés de la SEDENA en pervertir sus obligaciones.

Hay indicios que permiten sospechar una bolivarización del Ejército mexicano. Más lenta y pausada, se antoja imparable. En la actualidad, se conoce a los mandos militares chavistas como el cártel de los soles, en clara alusión a sus ocupaciones. Sorprende que con frecuencia en cada mañanera posterior a la masacre del día anterior, el Secretario de la Defensa, siempre con el mismo gesto inalterable, siempre adusto y escueto como corresponde a la marcialidad, ofrezca datos precisos de la filiación criminal del grupo delictivo que perpetró los asesinatos, la localidad en que se ubicaban, el pueblo al que se trasladaron, la duración del trayecto, cantidad de vehículos del convoy y número aproximado de sicarios.

Con toda esta información, la Guardia Nacional y el Ejército optan por no intervenir, entregando la vida de los ciudadanos a manos del crimen. Aquí no hay “abrazos y no balazos”, sino negligencia casi criminal o criminal. Pero esa negligencia no debería de considerarse únicamente indolencia, sino también colaboración. ¿Hay complicidad entre las bandas criminales y las fuerzas de seguridad? Todo parece indicarlo.

            El proceso de descomposición recorre varias etapas: encomienda del Presidente a las fuerzas armadas para levantar infraestructura relativa a transporte y comunicación (aeropuertos, ferrocarriles); cesión de la administración de puertos, aduanas y aeropuertos; entrega de la construcción de esos aeropuertos y vías férreas en puntos estratégicos de la geografía nacional. El Ejército controla las mercancías que entran y salen del país y, además, administra y monitorea el transporte de ese trasiego. Nada se mueve en México sin que los mandos militares tengan puntual constancia.

El tren transoceánico conecta el Pacífico con el Atlántico y los nuevos aeropuertos se sitúan en las fronteras sur y norte del país. Si las fuerzas armadas han renunciado a cumplir con su deber en el combate a la inseguridad y se dedican de tiempo completo a lo que no es de su incumbencia, se debe a que otras son sus prioridades, relacionadas con el tránsito de mercancías y la administración de infraestructuras que lo hacen posible.

            Ahora las fuerzas armadas acaban de inaugurar Mexicana, nueva línea aérea que se ha publicitado como un servicio a la sociedad. Es decir, el Ejército no sirve a la sociedad como es su obligación, pero la sirve como no es su obligación. Hace unas semanas se denunció que en el AIFA se habían detectado los primeros movimientos asociados con el tráfico de droga. La noticia apenas transcendió. Lo relevante es que la SEDENA cuenta ya con una flota de aviones, supervisada y controlada por militares, que le permite vuelos sin otra inspección que la propia a cualquier punto del país. No hay más que decir.

            Estas conjeturas o sospechas carecen de respaldo de información verificable. Son sólo especulaciones que se antojan verosímiles, apoyadas por la militarización injustificada del país y de la sociedad o cuya justificación no reside en la seguridad y en el combate en contra el crimen organizado. Hay algo raro, demasiado raro, en todo esto.

spot_img

Compartir noticia:

spot_img

Lo más visto