Las izquierdas latinoamericanas enfrentadas

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La izquierda democrática y la izquierda populista autoritaria están enfrentadas, la manzana de la discordia es Venezuela, los demócratas de izquierda demandan respeto a la voluntad popular expresada por los ciudadanos venezolanos en el pasado proceso electoral del 28 de julio y para ello solicitan al gobierno de Nicolas Maduro presente las actas del cómputo de los votos donde claramente se verá quien ganó las elecciones presidenciales y se daría cause a una transición política que pondría fin al régimen autoritario que ha vivido este país en los últimos 20 años y se abriría una nueva etapa democrática para esta nación andina.

La izquierda populista y autoritaria utiliza el control del órgano electoral para ocultar las actas bajo un supuesto hackeó que según su narrativa no pueden ser recuperados y si fuesen recuperados estos seguros fueron alterados dando otros números no confiables para el gobierno, de igual forma utiliza su control en el Tribunal para que este declare ganador a Nicolás Maduro y se religa una vez más, sin mostrar las actas y violentando la voluntad ciudadana.

Han sido muy lamentable las declaraciones del presidente Nicolás Maduro hacia para el presidente de Brasil Luiz Inacio “Lula” da Silva, Gabriel Boric presidente de Chile, Gustavo Petro presidente de Colombia, Luis Abinader presidente de República Dominicana, dirigentes de la izquierda democrática del continente, así como para la Organización de Estados Americanos y la Unión Europea.

A estas declaraciones desafortunadas sumamos las expresadas por el dictador Daniel Ortega de Nicaragua que al igual que Nicolás Maduro descalifican y tachan de traidores a estos dirigentes que antes, no más de 6 meses ayudaron ofreciendo sus territorios para negociaciones que dieran cause a una salida democrática en el proceso venezolano y que en otros momentos estos mismos dirigentes de la izquierda democrática no opinarán ni con el pétalo de una rosa sobre las situaciones de sus países con respecto a la violación a los derechos humanos de sus sociedades, la persecución política de dirigentes y la detención de candidatas y candidatos que en democracia buscaban ganar el gobierno por la vía electoral.

Los dirigentes de la izquierda democrática de América Latina y Caribe que sea abstenían de opinar sobre Venezuela, Nicaragua, Cuba hoy son severamente señalados como traidores por esos que no quisieron criticar y cuestionar y que durante varios años los consideraron sus aliados y que hoy sólo trae desgracia a sus sociedades y hacen ver a la izquierda de la región como autoritaria y dictatorial cuando la izquierda latinoamericana es mucho más que Venezuela, Nicaragua y Cuba y por su naturaleza política es democrática porque así se definieron en el momento de participar en elecciones y asumieron la alternancia política electoral.

Con los argumentos principistas de autodeterminación y soberanía estos países creen que pueden no ser criticados y señalados por la comunidad internacional y su discurso populista sólo los llevan al aislacionismo.

Este mismo discurso populista nacionalista, soberanista y de autodeterminación los orilla a negar derechos humanos, civiles y políticos a sus ciudadanos lo que los convierte en gobiernos dictatoriales creyéndose ser los únicos sabedores de la verdad y tener el único proyecto político viable para su país, cuando sus ciudadanos ya no están conforme con esa forma de gobierno.

Este tipo de dirigentes y gobiernos se abrogan el derecho de interpretar los sentimientos y anhelos de su país y cometen una serie de violaciones a su constitución en nombre de la justicia y de una supuesta revolución o transformación y se creen tener el derecho de expulsar a diplomáticos o disque pausar relaciones cuando sus proyectos, visiones o incluso sus reformas o triunfos electorales son cuestionados interna e internacionalmente.

Es verdaderamente lamentable este comportamiento político en aras de creerse salvadores, redentores o transformadores de sus sociedades.

La izquierda democrática está perdiendo la batalla ante la izquierda populista y autoritaria y eso hace mostrar a la izquierda como un proyecto que no debería ser considerado por los ciudadanos de ningún país porque son dañinos para la salud de las repúblicas y de las democracias, el cual alimenta el discurso libertario de políticos conservadores como Javier Milei de Argentina, José Antonio Kast de Chile, Donald Trump de Estados Unidos, Luis Lacalle de Uruguay, entre otros.

Si en Venezuela se mantiene el actual presidente Nicolás Maduro que podemos esperar de Nicaragua y tal vez mañana de México u otra nación latinoamericana y caribeña que en nombre de la izquierda quiera gobernar y termine en totalitarismo o dictadura.

Son tiempos difíciles en la región y la izquierda democrática debería construir gobiernos estables, democráticos, con amplios derechos sociales, económicos, medioambientales, humanos, laborales y culturales y no abrazar la retórica nacionalista para justificar sus cambios políticos y mucho menos su permanencia en el poder de manera indefinida bajo pretexto de ser los únicos y verdaderos defensores de los pueblos.

Basta ya de tolerar esos personajes, apoyarlos e incluso protegerlos por supuestamente coincidir ideológicamente cuando su único interés es arroparse, justificar lo injustificable con la retórica de la soberanía, autodeterminación, el injerencismo, el imperialismo y la oligarquía, que sin duda debemos invocarlos desde la democracia y el estado de derecho y no desde el autoritarismo y la dictadura.
Basta, en este siglo no podemos seguir permitiendo que se comentan mas muertes, persecuciones, desapariciones, detenciones y libertades restringidas en nombre de la revolución o la transformación.

José Irán Moreno Santos
Presidente Fundación de Estudios Políticos Económicos y Sociales Progresista

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