La otra cara de la cárcel y los presos 

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¿Sabías que una de las mejores prisiones en el mundo se encuentra en Noruega?

Imagen: Big in Finland

Las razones son variadas pero también ejemplifica una forma totalmente diferente a lo que tradicionalmente tenemos de cómo una prisión debería de ser, al igual que como tratar a sus presos. 

Muchas veces esta imagen se ve fuertemente estructurada por lo que vemos en las series o películas estadounidenses. A quién no le suena la conocida serie de Netflix “Black Orange” en dónde se puede apreciar a un grupo mujeres viviendo en la cárcel, sus historias antes y después de estar en prisión, así como la corrupción en los sistemas burocráticos, tráfico de drogas, violencia y muchas veces trato inhumano ó injustificado. 

Todo esto no sería posible en la prisión de Bastoy, Noruega, la cual se encuentra rodeada de un ambiente casi cercano a tomar el sol en a playa ó dando una caminata por el bosque. Bastoy se encuentra ubicada en una pequeña isla en Noruega y alberga alrededor de 115 prisioneros. Cabe desacatar que muchos de los prisioneros han sido encontrado culpables de serios y violentos crímenes. Bastoy es una de las prisones  más extensas con el menor nivel de seguridad, de hecho es considerada como una comunidad más que una prisión. 

Entre sus facilidades los presos viven en casas compartidas con sus propios dormitorios. Pueden usar su propia ropa, visitar la tienda de la prisión, la biblioteca o la iglesia. En su tiempo libre pueden ir a pescar, jugar fútbol o hacer ejercicio en el gimnasio. Hay una sala de cine y una agenda semanal de cursos, conferencias, eventos y conciertos. Incluso gestionan el servicio de ferry de la isla, pero nadie parece tentado a cambiar de rumbo y escapar en busca de libertad.

Evidentemente existen muchas críticas hacia el funcionamiento estructural de la prisión ya que pareciera un campo de vacaciones más que un centro correccional. Sin embargo las autoridades noruegas insisten en que un acercamiento suave a los prisioneros es mucho más efectivo. 

La prisión funciona bajo un principio básico “respeto”. Una relación respetuosa entre los presos, así como con los guardias es esencial. La mayoría de los funcionarios de  la prisión abandonan la isla durante la noche. Se espera que los presos asuman responsabilidad por sí mismos. Además de una comida al día, los reclusos se alimentan solos. Bastoy es lo que Noruega llama una “prisión ecológica”. Los reclusos trabajan todos los días, cuidando caballos y ovejas, ayudando a administrar la granja o cortando árboles para obtener combustible. Se someten a programas de capacitación y aprenden nuevas habilidades en preparación para su liberación.

Es cierto que algunos de los presos están internados por delitos violentos, pero no empiezan sus penas en Bastoy. Los presos tienen que presentar una solicitud para venir a la prisión de la isla, habiendo demostrado una clara voluntad de cambiar mientras cumplen condena en cárceles más tradicionales.

Cabe destacar que Noruega tiene la tasa de reincidencia más baja de Escandinavia. Dos años después de su liberación, sólo el 20% de los presos han sido declarados nuevamente culpables. Por el contrario, un estudio en 29 estados americanos (U.S.A. tiene la población carcelaria más grande del mundo) encontró una tasa mucho más alta de reincidencia. 

Será tiempo de que la estructura de una prisión como de Bastoy puede ir cambiando el concepto de cómo la cárcel deben funcionar. ¿Será momento de Cambiar la Narrativa hacia un enfoque en dónde las sentencias de prisión más largas y rodeadas de violencia y corrupción ya no necesariamente constituyen un fuerte elemento disuasivo, ya que el vínculo entre castigos severos y reducción de la delincuencia está lejos de ser claro? 

Por: Susana Peñaloza Gómez 

M.A. NGO Studies, South Korea.  

English version 

The other side of how to perceive prisons and inmates

Did you know that one of the best prisons in the world is located in Norway? The reasons are varied but also exposes a totally different way of what we traditionally know about  how a prison should be, as well as how they should treat its prisoners.

Many times this image is strongly structured by what we see in American series or movies. Who is not familiar with the well-known Netflix series “Black Orange” where you can see a group of women living in prison, their stories before and after being in prison, as well as a clear example of corruption in bureaucratic systems, drug trafficking , violence and often inhuman or unjustified treatment.

All this would not be possible in the Bastoy prison, Norway, which is surrounded by an environment almost close to sunbathing on the beach or taking a walk in the forest. Bastoy is located on a small island in Norway and houses around 115 prisoners. It should be noted that many of the prisoners have been found guilty of serious and violent crimes. Bastoy is one of the largest prisons with the lowest level of security, in fact it is considered a community more than a prison.

Among its facilities, prisoners live in shared houses with their own bedrooms. They can wear their own clothes, visit the prison store, the library or the church. In their free time they can go fishing, play soccer or work out at the gym. There is a cinema room and a weekly agenda of courses, conferences, events and concerts. They even run the island’s ferry service, but no one seems tempted to change course and escape in search of freedom.

Evidently there are many criticisms of the structural functioning of the prison since it seems more like a vacation camp than a correctional center. However, Norwegian authorities insist that a gentle approach to prisoners is much more effective.

The prison operates under a basic principle “respect”. A respectful relationship between prisoners as well as with guards is essential. Most of the prison officers leave the island during the night. Inmates are expected to take responsibility for themselves. In addition to one meal a day, inmates feed themselves. Bastoy is what Norway calls an “ecological prison.” Inmates work every day, tending horses and sheep, helping to run the farm or cutting down trees for fuel. They undergo training programs and learn new skills in preparation for their release.

It is true that some of the prisoners are detained for violent crimes, but they do not begin their sentences in Bastoy. Inmates have to apply to come to the island prison first, having demonstrated a clear willingness to change while serving time in more traditional prisons.

Notably, Norway has the lowest recidivism rate in Scandinavia. Two years after their release, only 20% of prisoners have been convicted again. In contrast, a study in 29 American states (the U.S.A. has the largest prison population in the world) found a much higher rate of recidivism.

It will be time to take a prison like Bastoy as an example of how to change the structure of prisons to modify the concept of how they should operate in the future. Is it time to Change the Narrative to an approach where longer prison sentences surrounded by violence and corruption no longer necessarily constitute a strong deterrent, as the link between harsh punishments and reduced crime is far from clear? 

By: Susana Peñaloza Gómez 

M.A. NGO Studies, South Korea.  

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