Estados Unidos es una potencia mundial armada, tiene recursos militares y económicos que le permiten colocarse al frente de muchas de las decisiones que generan un impacto profundo e importante en las economías del mundo entero, y en consecuencia, una injerencia sin precedentes en la historia moderna. Minimizar su alcance evidencia tres cosas: la primera, una profunda ignorancia de la historia; la segunda, una falta de formación de Estadista; y la tercera y más grave, una soberbia francamente absurda ante una potencia que, si bien es cierto atraviesa una grave crisis social, puede causar un daño de incalculables consecuencias en cualquier país. Enfrentarse con ellos, en cualquier tono o circunstancia, es ir a la batalla consciente de que habrá heridas de muerte porque su negocio principal, es la guerra. Actualmente la guerra representa una de las industrias más lucrativas. Nosotros, desde el continente americano nos enteramos de la guerra de Rusia contra Ucrania; pero si el continente europeo tiene sus problemas también los tienen los países árabes. La violencia y la inestabilidad predomina por igual en Asia, África y América, por mucho que se quiera negar lo que ocurre en México, existe una auténtica guerra entre los cárteles del narcotráfico al mismo tiempo que países como Venezuela, por citar el más relevante, atraviesan por dictaduras terribles lo mismo que sucede en Haití. El hilo conductor es el mismo: la ganancia a costa de todo. Líderes que no comprenden que son los depositarios de un poder y no los propietarios, falsos mecenas que producen guerras, exportan hambre, trafican con las esperanzas, sobreexplotan los miedos y regatean la dignidad de sus propios ideales.
Estos líderes generalmente no tienen interés en resolver los conflictos porque son la fuente de su poder, desde allí generan economía, miedo y desestabilidad. Podría decirse que se convierten en especialistas de la desesperanza y es durante las elecciones y las guerras cuando, de forma marcada, se empeñan en afianzar su poderío. El impacto que generan sus discursos es inestimable, pero más profundo es el daño a los recursos naturales y la explotación que de ellos realizan. Enfocados en estos daños la ONU conmemora el Día Internacional para la Prevención de la Explotación del Medio Ambiente en la Guerra y los Conflictos Armados: La humanidad siempre ha contado sus víctimas de guerra en términos de muertos y heridos, de ciudades destruidas, de medios de vida arruinados. Sin embargo, el medio ambiente ha sido con frecuencia la víctima olvidada. Pozos de agua contaminados, cultivos quemados, bosques talados, suelos envenenados y animales sacrificados, todo se ha dado por válido para obtener una ventaja militar.
El objetivo es concientizar a los lideres del mundo del impacto que estas guerras causan en recursos irremplazables y que de manera natural, generan un cambio climático que amenaza al planeta. Esperemos que los nuevos lideres que han arribado al poder en 2024, marquen una agenda para lograr un pacto social de paz y estabilidad global.