La salida casi intempestiva del Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica Donald Trump que tuvo lugar en la cumbre del G7 a causa del ataque de Israel a Irán, alarmó a las principales potencias del mundo ya que dicho proceder, parecía ser el anuncio de una intervención militar norteamericana de dimensiones mayores.
A su regreso a Estados Unidos, Donald Trump dio un plazo a Irán para que se rindiera y negociara una paz duradera, o de lo contrario, habría de intervenir a favor de Israel. Esto sucedió entre el 13 y el 24 de junio en una lucha bélica entre Israel e Irán, la cual, por su duración fue llamada la Guerra de los doce días. Esta guerra fue marcada por un ambiente internacional de mucha tensión e incertidumbre porque no se tenía muy claro el rumbo que habría de tomar. En Estados Unidos de Norteamérica surgieron voces de opositores tanto del sector público como del sector privado quienes conminaban a Donald Trump a no entrometerse a una guerra que no era la suya. En respuesta a las amenazas de Donald Trump, el líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei dijo no tener miedo a Estados Unidos de Norteamérica asegurando estar listo para recibir sus ataques y afirmó que “ambos países sufrirían”.
En consecuencia el Presidente de los EUA envió bombarderos furtivos B-2, para atacar a Irán con 14 bombas anti bunkers de 13, 600 kilos cada una. El resultado del ataque americano y su intromisión en la guerra a través de la Operación Martillo de Media Noche, propició las declaraciones de Vladimir Putin quien se sumó a los Israelís complicando con ello el panorama internacional . Mientras tanto Donald Trump aseguró “las principales instalaciones de enriquecimiento nuclear de Irán han sido total y completamente destruidas” y calificó como un “éxito” su ataque y amenazó a Irán de que, en caso de no rendirse, las consecuencias serían más fuertes. Las reacciones no se hicieron esperar por Vladimir Putin quien amenazó con intervenir en el conflicto, con ello, la escalada de tensiones militares en el mundo aumentó. La República Islámica atacó la base estadounidense de Al Udeid, una de las más importantes ubicadas en Qatar.
Finalmente, se logró un alto a los enfrentamientos entre Israel e Irán, la Guerra de los doce días dejó 610 muertos en Irán y 4,700 heridos mientras que, en Israel hubo 28 personas fallecidas y algunas decenas más heridas. No obstante el cese al fuego, quedan en el aire algunas cuestiones que deben tomarse en cuenta: en primer orden, el mensaje de poder militar que ha enviado Estados Unidos de Norteamérica a Rusia, China y Corea del Norte (aliados de Irán); en segundo, la incertidumbre de la “derrota” del pueblo iraní ya que, contrario a lo que ha asegurado Donald Trump, el líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, sostiene que, en la realidad EUA “no logró nada significativo” desacreditando el relato del mismo Trump al cual considera “inusualmente exagerado”. Dicha versión fue reforzada por el informe de la CIA, el cual revela que las reservas de Uranio fueron trasladadas por los iraníes antes de los bombardeos.
En conclusión, el ataque a Irán menoscabó el programa armamentístico, pero no lo erradicó y es cuestión de tiempo, sólo de tiempo para que esta nación a la cual Donald Trump da por derrotada muestre el verdadero alcance de sus armas y nos haga ver al mundo si su resignación es genuina, o es más bien, el rostro del lobo que mira de reojo con una sonrisa de colmillo esperando el momento para atacar.