El pasado dos de marzo la candidata de los partidos PRI, PAN y PRD a la presidencia por México Xóchitl Gálvez, realizó un acto barbárico y bestial que me remitió a la obra del sociólogo y filósofo francés Edgar Morin
“Breve Historia de la Barbarie en Occidente”, al pactar con su propia sangre una serie de promesas de campaña, que no mostró otra cosa que la inexistencia de un sistema lógico y racional en su carrera por el poder ejecutivo, exacerbando únicamente la demencia, delirio y desmesura que caracterizan, de acuerdo con Morin, al homo demens; ese que se remonta a la sociedad arcaica gobernada por el salvajismo, la superchería, el pensamiento mágico, el egocentrismo y los actos metafísicos, quien al ser incapaz de solventar su actuar en el mundo de lo real, recurre a lo inexplicable y a la sangre para ganar adeptos y conciencias, de seres ignorantes que ponen su fe no en la lógica de los actos, sino en el culto al espíritu purificador del sacrificio.
¿Qué nos espera estos próximos 90 días de campaña? ¿La promesa de cortarse un brazo, una pierna o la lengua con tal de creerle? Morin expone que a pesar de haber inventado la cultura y por ende la civilización, el homo sapiens sigue siendo barbárico, pues en la conquista del desarrollo está permitida la destrucción, las masacres, el robo, la violación y la explotación de una técnica que no respeta ideologías, derechos y mucho menos libertades.
La clase política nos sigue viendo como salvajes que necesitamos de sacrificios para creer en ellos, ya que somos incompetentes para entender un discurso, diálogo o debate de ideas. Seguimos esperando el sacrificio en la cima de la pirámide para saciar el apetito de los dioses, y así entregarnos al goce, al placer del dolor y la brutalidad que provoca el culto a la sangre.
Estamos ante el ritualismo que pensé habíamos sobrepasado de los brujos de Vicente Fox y Marta Sahagún, de las misas negras de Margarita López Portillo y del espiritismo de Madero y Plutarco Elías Calles ¿Por qué pactar con rituales y no con la razón? ¿Somos todavía una sociedad creyente en la mala suerte, el mal de ojo y las sanaciones espirituales? ¿La candidata por qué recurre a este acto de forma pública que recuerda a los pactos de la mafia italiana marcados con el vital líquido?
Dominantes y dominados por la sinrazón, la candidata es la viva imagen del subdesarrollo intelectual y hace un espectáculo ante ojos infantiles, místicos y prisioneros del miedo, donde ambos, emisora y público olvidan todo rastro de cientificidad, y no me refiero a esa del método cartesiano, sino a la más mínima expresión del sentido común, la que nos ha llevado a la creación de la política precisamente para evitar acciones irracionales como esta.
Mística y religiosa y no práctica y racional, inicia la contienda por el poder este 2024 en la derecha mexicana, que nos da un rostro primitivo al aplaudir y dar rienda suelta a la euforia de presenciar un atentado hacia la corporalidad de su candidata, pues ella es capaz de sacrificar algo tan intimo y propio como su propia sangre por sus seguidores.
Entristecedor que no sea un proceso moderno, plural, abierto, incluyente, democrático, con perspectiva de género, seguro, creativo y sobre todo real, pues este hecho lleva una vez más a la barbarie de un México que no ha llegado a la mayoría de edad en su clase política.
LA CIMA 04/03/24
Textos híbridos de periodismo contemporáneo Bernardino Rubio Tamariz