«Veo un México con hambre y sed de justicia».
– Luis Donaldo Colosio Murrieta.
Como cada mañana, pasaba mi índice por las notas importantes del país, distintos títulos ví: candidatos presidenciales, campañas, robos, persecuciones, y toda aquella cólera que hunde día a día las esperanzas del país…
Entiendo esa palabrería del trabajo conjunto, entiendo todo aquello que proclaman los líderes políticos en donde todo se resume a un “vamos bien”, sólo es que a veces, muchas veces incluso, me preguntó, ¿en qué clase de mundo vivimos?
¿Por qué nos han llenado de miedo al salir de casa e incluso sin salir de ella?, ¿por qué tememos la cercanía de quien con uniforme debe cuidarnos, pero a veces más tememos?, ¿por qué quién debe resolver las anomalías de nuestra ley es quién la pisotea con saña, desprecio, sin miedo?, ¿por qué los padres temen al futuro incierto de sus hijos en ambientes de violencia, decadencia humana y el crimen alto?
La evidencia es cruda
«México enfrenta una crisis de inseguridad pública que lo convierte en el “sexenio más violento” en el país, aseguró José Medina Mora, dirigente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) en noviembre de este año.
Tal vez no es lo más grave que se haya leído recientemente, tal vez ni siquiera lo que ocurre, pero seguro es que esta hecho mierda que en una década de aumento, se hayan tenido todos los recursos para procurar a nosotros los mexicanos la protección de nuestra vida, nuestra familia, nuestra integridad y nuestros bienes… la pregunta es, ¿qué estamos haciendo mal?
¿Por qué nos duele más perder seguidores en las redes, que se cancele un concierto, que suba el precio del streaming, el mercurio retrograda y no qué el país este hecho una mierda?