Humo rosa & Smoke out sexism

Fecha:

«Mientras 133 hombres ordenados deciden el futuro de la Iglesia, ninguna mujer está en esa sala. La mitad de los católicos del mundo somos mujeres, pero seguimos sin voz ni voto» Kate McElwee.

La protesta de la Womens Ordination Conference (WOC) para exigir el lugar que se le sigue negando, no ha pasado desapercibida para la comunidad internacional y mucho menos, para cualquier persona involucrada con la lucha por la Equidad, la defensa y la protección de los derechos humanos. Si bien es cierto que, la noticia del nuevo Papa León XIV ha trascendido acaparando la atención pública mundial, eso no significa que se sobrepone contra un reclamo legítimo y que cada vez cobra mayor fuerza. La Womens Ordination Conference (WOC) ha luchado desde 1975 por la ordenación de mujeres en el
sacerdocio y su inclusión en la toma de decisiones dentro de la Iglesia católica. Su argumento es de peso
y tiene una autoridad moral incuestionable : 1, 400 millones de católicos en el mundo son mujeres.
En cifras porcentuales las mujeres representan el 50% de la Iglesia católica y sólo los diáconos y
los cardenales continuan tomando las decisiones de mayor trascendencia en el seno de un Estado-Iglesia
cuya expansión y poder, no se comprende sin la labor de las mujeres quienes incluso en tiempos remotos
han llegado antes que cualquier hombre a pregonar la palabra de Dios. Ese humo rosa que lanzaron las
integrantes de la WOC tuvo, entre otras interesantes consignas, la siguiente: El sexismo en la Iglesia es
un escándalo y un pecado. Visto desde la perspectiva de los derechos humanos son víctimas de una
injusticia social e histórica. Si se analiza de manera objetiva y sin sentimentalismo, la Iglesia católica es
un Estado que se niega a adoptar las políticas de Equidad e inclusión que, en la era actual, son
fundamentales en los gobiernos humanistas, progresistas y de avanzada.
Yo no tengo la menor duda de que, una mujer al frente de la Iglesia católica, sería más humanista
que los propios hombres, de hecho, estoy convencido de que una mujer jamás se hubiera prestado, ni
toleraria los abusos sexuales a los niños y niñas, no encubriría a los pederastas, y haría algo ante los
escándalos de los obispos vinculados con el narcotráfico en México y en otras naciones.
Su protesta desde luego que provocó y convocó a los feroces defensores de la misoginia en el
catolicismo quienes comenzaron a desprestigiar y minimizar el movimiento de las integrantes de la
WOC. Hay incluso quienes, faltos de sentido comun y de imaginación, han pretendido ridiculizarlas
jugando con el nombre Papa modificado en el sentido femenino cuando es claro que, de tener una líder
religiosa seguramente, asumiría un nombre sagrado de feminidad. En lo que a mí concierne, no me
importaría que la Iglesia católica fuera dirigida por una mujer, me resultaría hasta más digno, limpio y
noble besar la mano de Nuesta Señora (por llamarle de alguna manera) que la de un hombre denominado
Santo.
Si analizamos con rigor histórico el antecedente del actual Estado-Iglesia del catolicismo, es
indudable que el catolicismo nació del vientre de una mujer : María. Esta realidad fue reconocida,
sustentada y pregonada por el propio Jesús quien siempre se condujo con amor, respeto y devoción a su
madre. ¿Por que habría de extrañarnos entonces que una mujer arribara al poder del Estado católico?
¿Por qué un grupo de hombres les niegan ese derecho de participación? ¿A qué le temen? El mundo está
listo para ello, la pregunta es ¿sus hombres lo están? Por el momento parece que no, pero la advertencia
de la WOC es de reflexionarse : si la Iglesia quiere seguir siendo relevante, debe dejar de tratar a la
mitad de sus fieles como ciudadanas de segunda.

spot_img

Compartir noticia:

spot_img

Lo más visto